A la selección, se sabe, la une un lazo fuerte con jugar en Israel. Lo hizo cinco veces
Jerusalén, 9 de junio de 2018. En el medio de la cancha, con la cinta de capitán, Lionel Messi está listo para tocar la pelota y empezar el partido. En el palco principal del estadio Teddy Kollek ya están ubicados Benjamín Netanyahu, el anfitrión, y Mauricio Macri, el invitado especial del primer ministro israelí. Faltan solo 7 días para que la Argentina debute en el Mundial, ante Islandia en Moscú. Pero antes de desembarcar en Rusia, la escala de la vieja cábala y los millones de dólares se antoja impostergable. Aunque a Sampaoli y los jugadores no les haga demasiada gracia tener que hacer una escala extra. ¿Quién levantará la «Copa 70° aniversario de Israel»? Delicias de selección.
La historia apareció como un rumor hace unos meses, cuando la ruta al Mundial quedó despejada. En la AFA empezaron a armar la logística que llevará a la selección hacia Bronnitsy, la pequeña ciudad -ubicada a 52 kilómetros de la Plaza Roja de Moscú- donde vivirá en Rusia, con la idea de jugar dos amistosos: uno de despedida del país y otro en alguna ciudad de Europa, antes de instalarse en su sede mundialista. Cuando se estableció que la concentración previa sería en Barcelona, la opción más lógica resultó jugar en el Camp Nou. ¿Qué mejor que hacerlo en el patio de la casa de Messi? Pero ninguna gestión prosperó y en el medio apareció la posibilidad de viajar a Israel.