El libro de Judy Batalion documenta a las mujeres judías que lucharon en contra de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
por Yvette Alt Miller
Judy Batalion creció en Montreal, rodeada de una vibrante cultura judía y modelos a seguir. «Vengo de una herencia sumamente sólida», explicó en una entrevista con AishLatino.com.
Ella asistió a una escuela judía en donde aprendió ídish y estaba especialmente cerca de su Bobe Zelda, una sobreviviente del Holocausto nacida en Polonia. Bobe Zelda cuidaba a Judy todos los días después de la escuela y le contó la dolorosa historia de su familia, describiendo el trágico destino de muchos de sus parientes con los ojos llenos de lágrimas.
Bobe Zelda había logrado escapar de Varsovia ocupada por los nazis y se fue hacia la Unión Soviética, donde estuvo prisionera en campos de trabajo en Siberia, pero se salvó de morir en manos de los nazis. Los padres de Bobe Zelda y tres de sus cuatro hermanas permanecieron en Varsovia, donde murieron.
Judy se consideraba a sí misma bien informada respecto al Holocausto, sin embargo, descubrió qué sabía muy poco sobre la resistencia judía. «No sabía nada sobre el alcance de la resistencia, incluyendo los detalles sobre el levantamiento del Gueto de Varsovia».
Después de estudiar en Harvard, Judy se fue a vivir a Londres para obtener su doctorado en historia del arte. También trabajó como actriz y en el 2007 decidió investigar a algunas mujeres judías heroicas para un potencial espectáculo. Investigar en la Biblioteca Británica la vida de la partisana judía Hannah Senesh le cambió la vida.
Hannah Senesh – Una heroína partisana
El punto de partida de la travesía histórica de Judy fue Hannah Senesh. Hannah nació en 1921 en Budapest y era una brillante escritora y una ardiente sionista. En 1939, cuando tenía 18 años, se mudó a Israel donde trabajó en un kibutz y escribió bellas poesías y relatos sobre la vida en Israel. En 1943, cuando los judíos de Europa enfrentaban la aniquilación, Hannah se ofreció como voluntaria para una peligrosa misión de espionaje del ejército británico. Junto con otros 32 voluntarios, ella bajó en paracaídas sobre la Europa ocupada por los nazis con el objetivo de entrar en contacto con los luchadores de la resistencia y ayudar a las comunidades judías.
Hannah Senesh
Después de luchar tres meses junto a los partisanos yugoslavos, Hannah cruzó la frontera hacia su Hungría natal. Era el 7 de junio de 1944, y la deportación nazi de los judíos húngaros hacia los campos de exterminio estaba en su apogeo.
Muy pronto Hannah Senesh fue arrestada por la policía húngara y entregada a las autoridades nazis, quienes la torturaron brutalmente durante meses. Senesh se negó a revelar ningún detalle sobre el plan de espionaje del ejército británico, y fue sentenciada a muerte por fusilamiento. Senesh fue ejecutada el 7 de novimebre de 1944. Ella se negó a que le vendaran los ojos, mirando directamente a sus asesinos mientras le disparaban.
Las mujeres en los guetos
Judy Batalion descubrió que, a pesar de su fama, en la Biblioteca Británica había relativamente pocos libros sobre Hannah Senesh. Judy pidió varios libros en los que se mencionaba el nombre de Senesh. Cuando los libros llegaron al mostrador principal, notó que uno de ellos estaba escrito en ídish y en un primer momento pensó devolverlo.
Pero en cambio comenzó a usar el ídish que había aprendido de niña para leer el volumen. Se trataba de un libro antiguo, publicado en 1946, llamado Freuen in di Ghettos (Las mujeres en los guetos). Ese libro de 185 páginas describía a decenas de heroicas mujeres judías que lucharon contra los nazis como parte de los movimientos de resistencia. Sus historias eran increíbles. Las mujeres introdujeron de contrabando armas en los guetos judíos. Asesinaron a oficiales nazis. Espiaron para la Unión Soviética, ayudaron a sacar judíos de los guetos nazis para esconderse en un lugar seguro, cuidaron a los enfermos y enseñaron a los niños judíos. Algunas lucharon junto a partisanos armados mientras que otras actuaron solas. Judy se preguntó por qué no había escuchado nunca esas historias, y decidió investigar algunas de ellas.
Su proyecto le tomó una docena de años. Judy descubrió que durante el Holocausto, miles de mujeres lucharon en la resistencia judía contra los nazis. Al comprender que tenía suficiente material para escribir un libro (había tantas historias increíbles que tuvo que tomar decisiones difíciles respecto a quiénes investigar y qué incluir), Judy decidió enfocarse en las mujeres judías polacas que ayudaron a la resistencia judía en los guetos. «Había demasiado material, y la historia nunca se había relatado en una sola narrativa», explicó Judy.
El resultado fue el libro Hijas de la resistencia: La historia desconocida de las mujeres que lucharon contra los nazis.
Mil guetos
Cuando Alemania conquistó Polonia en 1939, más de dos millones de judíos polacos quedaron bajo control nazi. (Muchos millones más fueron sujetos a los dictámenes nazis después de que Alemania invadiera la Unión Soviética en 1941).
Para someter a esta vasta población, los nazis establecieron más de mil guetos en los pueblos y ciudades de las tierras que conquistaron. El mayor de estos guetos estuvo en Polonia: casi medio millón de judíos fueron obligados a ingresar al lamentablemente famoso gueto de Varsovia. En el gueto de Lodz había más de 200.000 judíos.
Los guetos judíos fueron establecidos en las partes más antiguas y deterioradas de los pueblos, rodeados de alambre de púa y patrullados por guardias nazis. Los judíos fueron transportados a los guetos desde todos los rincones de la Europa ocupada por los nazis. En algunos de los guetos también encerraron a los gitanos. Los residentes fueron obligados a permanecer dentro de las casas de noche y no podían salir de los guetos sin un permiso expreso. Abundaban el hambre y las enfermedades y miles de judíos murieron en los guetos por inanición y el exceso de trabajo. Los nazis rutinariamente reunían y deportaban a los judíos de los guetos hacia los campos de exterminio, a menudo para hacer lugar para los judíos que llegaban desde las áreas recién conquistadas.
En abril de 1943 hubo una sublevación importante en el Gueto de Varsovia, y Judy descubrió que también en más de 90 guetos hubo unidades armadas de resistencia judía. «Aproximadamente 30.000 judíos europeos se unieron a los partisanos», escribió Judy. «Sólo en Varsovia, las redes de rescate apoyaron a alrededor de 12.000 judíos que estaban escondidos. Todo esto además de los actos diarios de resiliencia: contrabandear alimentos, escribir diarios, contar un chiste para aliviar el miedo, abrazar a un compañero de barraca para brindarle calor. Al frente de muchos de estos esfuerzos hubo mujeres de entre 16 y 25 años. Descubrí sus nombres: Tosia Altman, Gusta Davidson, Frumka Plotnicka. Y cientos de mujeres más».
Tosia Altman – Mensajera del gueto
Una de las mujeres sobre quienes escribió Judy es Tosia Altman. Tosia nació en 1919 en Polonia y creció en el pueblo de Wloclawek, en una familia culta e importante de la comunidad judía local.
Tosia Altman
La prosa de Judy ayuda a los lectores a evocar a esta joven extraordinaria. «Tosia era considerada una joven polaca a la moda… una joven bien educada, que sabía hablar bien y vestía atuendos deportivos. Ella le temía a los perros y a la oscuridad, pero en vez de ceder a esos miedos, se obligó a enfrentarlos. Una noche, durante un pogromo, cuando los judíos eran atacados y los gritos y los ladridos de los perros llenaban la atmósfera, se obligó a salir a la calle para enfrentar sus terrores.
Tosia era una sionista apasionada y cuando tenía 16 años trabajó como líder del movimiento juvenil sionista HaShomer HaTzair. Tosia tomó la decisión trascendental de irse a vivir a la Tierra de Israel y se unió a un kibutz de entrenamiento en Polonia para aprender a trabajar la tierra. En vez de irse al futuro estado de Israel, Tosia fue nombrada líder de educación juvenil en Varsovia, y se mudó allí en 1938. Ella no podía saber que irse a vivir a Polonia en vez de irse al Mandato de Palestina garantizaba su muerte prematura, ni que en los próximos años se vería inspirada a manifestar un coraje y una fuerza increíble.
Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Tosia y otros líderes del movimiento juvenil sionista se dirigieron (en parte caminando, y a veces bajo bombardeos y luchas), a Vilna, Lituania, donde esperaban reagruparse para partir de Europa rumbo a la Tierra de Israel. Cuando vieron que eso era imposible, Tosia recibió una misión muy peligrosa. Dado que ella era rubia, bonita y extrovertida, ¿estaba dispuesta a regresar a la Polonia ocupada por los alemanes para organizar a los miembros del grupo juvenil judío para resistirse a los nazis?
Los judíos no tenían permitido viajar en los trenes, pero Tosia se hizo pasar por una mujer polaca no judía y viajó entre los guetos judíos que estaban siendo establecidos. En Varsovia, ella y otros líderes del movimiento juvenil establecieron programas educativos y un periódico para ayudar a mantener el espíritu de los judíos que estaban prisioneros en el lugar.
Como escribió Ziva Shalev, autora de Tosia Altman: From the Leadership of Ha-Shomer ha-Za’ir to the Leadership of the Uprising, una vez que los judíos de Varsovia estuvieron confinados al gueto en noviembre de 1940, «el cabello rubio [de Tosia] y el polaco fluido que hablaba ya no eran suficiente. Cada vez que salía ponía en riesgo su vida. Documentos falsificados, documentos y sellos viejos, y el peligro de los informantes polacos que podían «oler» a los judíos, eran un peligro constante. Pero Tosia continuó viajando (por la región), sus visitas servían como una fuente de aliento y fuerza para los jóvenes».
Miembros de la joven guardia en Wloclaweck, Polonia, en Lag BaÓmer de 1937. Tosia Altman es la que está más abajo. (Cortesía del archivo fotográfico de Yad Vashem, Jerusalem 1592/1).
Cuando los rumores sobre el asesinato sistemático de los judíos llegaron a oídos de los líderes del grupo juvenil, la misión de Tosia cambió: ella viajaba por Polonia, alertando a los judíos de que los nazis estaban cometiendo un genocidio. Parecía que el único objetivo de los nazis era la exterminación completa de la comunidad judía. En 1942, cuando comenzaron las primeras deportaciones a gran escala desde el gueto de Varsovia, Tosia y otros líderes del grupo juvenil ayudaron a formar la Zydowska Organizacja Bojowa (ZOB), la «Organización de Lucha Judía» para facilitar la resistencia armada contra los nazis.
Una vez más, confiando en su apariencia no judía y en su personalidad carismática, Tosia entró y salió del gueto de Varsovia, coordinando con las dos principales organizaciones de resistencia polaca, el grupo nacionalista Armia Krajowa (AK) y el grupo comunista Armia Ludowa. Su objetivo era obtener donativos de armas para ayudar a los judíos a luchar dentro del gueto de Varsovia. Tosia logró contrabandear pistolas y granadas por el campo polaco, escondiendo las armas en su ropa y llevándolas a los guetos de Varsovia y Cracovia. En un momento, en 1943, Tosia fue arrestada, pero logró escaparse de la prisión nazi y siguió luchando.
Cuando comenzó el levantamiento del Gueto de Varsovia el 18 de abril de 1943, Tosia estaba en medio de la lucha. Su tarea era transmitir información dentro del gueto y también al mundo exterior. Ella también ayudó a sacar del gueto algunos judíos a través de las alcantarillas. Después de tres semanas de lucha, Altman y otros sobrevivientes del gueto lograron salir a través de las alcantarillas. El escondite donde se encontraban se incendió el 24 de mayo de 1943. Tosia, gravemente herida, fue arrestada por oficiales polacos que entregaron de inmediato a la heroína de la resistencia judía en manos de los oficiales nazis. Tosia fue torturada, le negaron tratamiento médico y murió dos días después.
Gusta Davidson – Inspiró a otros y dejó un testimonio escrito
Otra de las mujeres que investigó Judy Batalion es Gusta Davidson (o Dawidson). Gusta nació en una familia judía jasídica en Cracovia en 1917, y se unió a los movimientos juveniles religiosos Benot Iaakov y Akiva, donde trabajó como maestra y escritora. Eventualmente se convirtió en la editora de Zeirimi, el periódico del movimiento juvenil Akiva en Cracovia.
Gusta Davidson (izquierda) y Minka Liebeskind en un campamento de verano del movimiento Akiva, 1938. Ambas se convirtieron en miembros del movimiento clandestino del gueto de Cracovia. (Cortesía del archivo fotográfico del Museo de los Luchadores del Gueto)
Cuando comenzó la segunda Guerra Mundial, Gusta tenía 22 años y era una de las líderes del grupo Akiva. Ella y un puñado de jóvenes se quedaron en Cracovia para ayudar a la comunidad judía y alentar su moral. Gusta se enamoró de Shimshon Draenger, el editor judío de un periódico. Gusta y Shimshon hicieron un pacto respecto a que, si uno de ellos era arrestado, el otro lo acompañaría a la cárcel. Cuando los nazis lo arrestaron por publicar artículos antinazis, Gusta se entregó a la Gestapo para poder estar con él en prisión.
La pareja fue liberada en 1940, aunque permanecieron bajo intensa supervisión. Gusta y Shimshon se casaron, y a pesar del grave peligro, continuaron con las actividades de su grupo juvenil, falsificando documentos, imprimiendo periódicos clandestinos y tomando parte en la resistencia armada. Akiva se unió con otros grupos juveniles sionistas para formar una fuerza de resistencia más potente. Gusta estaba encargada de buscar casas seguras para las actividades de estas actividades secretas.
En su libro, Judy Batalion describe de forma conmovedora el cambio que se produjo en Gusta y Shimshon, así como en toda una generación de jóvenes judíos pioneros. Su idealismo para construir el estado judío lentamente se transformó en un cínico entendimiento de que tenían que luchar contra sus opresores nazis y que los judíos europeos enfrentaban la aniquilación total. «Queremos sobrevivir como una generación de vengadores», dijo Shimshon en una reunión del grupo juvenil. «Si sobrevivimos, tiene que ser como grupo y con armas en nuestras manos».
Al escribir sobre la transformación de Gusta de una intelectual de biblioteca a una luchadora despiadada, Judy Batalion cita a Gusta después de que los nazis asesinaran a su padre y a su hermana, mientras ella y otros judíos mantenían una batalla armada: «Las manos que ahora están cubiertas de tierra fértil, pronto estarán empapadas de sangre».
En diciembre de 1942 los luchadores del movimiento juvenil judío llevaron a cabo la operación Cyganeria: el bombardeo de un café que era popular entre los nazis importantes y los oficiales de la Gestapo. Tras el ataque, Shimshon fue arrestado y poco tiempo después también arrestaron a Gusta. Ella fue enviada a la terrible prisión de mujeres Helzlaw, donde la torturaron brutalmente.
Gusta escribió en secreto un libro sobre sus actividades en prisión, registrando meticulosamente su testimonio en letras pequeñas sobre papel higiénico. Milagrosamente, su testimonio sobrevivió la guerra y fue publicado en 1946. Se trata de uno de los relatos más completos y conmovedores de los luchadores de la resistencia judía polaca durante el Holocausto. «Desde esta celda de la que nunca saldremos vivos, los jóvenes luchadores que estamos por morir te saludamos. Nosotros ofrecimos nuestras vidas voluntariamente por una causa sagrada, y sólo pedimos que nuestros actos sean inscriptos en el libro del recuerdo eterno. Que los recuerdos preservados en estos pedazos de papel dispersos sean reunidos para componer la imagen de nuestra determinación inquebrantable al enfrentar la muerte», escribió Gusta.
Páginas del manuscrito de Gusta Davidson
En un momento, llevaron a Shimshon a ver a Gusta. Los guardias nazis aparentemente pensaron que al ver la brutalidad con la que su esposa había sido torturada, Shimshon se quebraría y revelaría todos sus secretos. En cambio, cuando Shimshon y sus guardias entraron a la celda de Gusta, ella anunció: «Sí, es cierto. Yo organicé los grupos de luchadores judíos y prometo que si me salvo de ustedes, lo volveré a hacer». Ni ella ni Shimshon les revelaron a los nazis los secretos de su grupo juvenil.
En abril de 1943 participaron en una fuga de la prisión. Gusta fue la única mujer del grupo de prisioneros que sobrevivió. Ella y Shimshon viajaron a un escondite secreto de la resistencia en el campo polaco, cerca de Cracovia, donde continuaron participando en misiones de resistencia. Cada viernes distribuían 250 copias de un periódico clandestino de diez páginas a los judíos de Cracovia, Bochnia y Tarnow.
En agosto de 1943, cuando las fuerzas fascistas se estaban acercando, Shimshon y Gusta trataron de cruzar la frontera hacia Hungría. Pero fueron traicionados y ese mismo mes los nazis los ejecutaron. Las palabras finales de Gusta se perdieron de la historia, pero el relato de sus actividades clandestinas que ella escribió sigue vivo:
«La historia nunca nos perdonará por no haber pensado en esto. ¿Qué persona normal, pensante, sufriría todo esto en silencio? Las futuras generaciones querrán saber qué motivo abrumador puede habernos impedido actuar heroicamente. Si no actuamos ahora, la historia nos condenará para siempre. Hagamos lo que hagamos estamos condenados, pero todavía podemos salvar nuestras almas. Lo mínimo que podemos hacer ahora es dejar un legado de dignidad humana que algún día será honrado por alguien».
Relatar sus historias
Las historias de estas mujeres son sólo algunos de los increíbles relatos de resistencia y valentía que todavía deben ser descubiertos y narrados. Al investigar para su libro, Judy Batalion se preguntó por qué tantas mujeres que lucharon en la resistencia judía son desconocidas. «Para muchas sobrevivientes judías, el silencio fue un medio para poder salir adelante», descubrió Judy.
Una de las mujeres más increíbles que Judy presenta en su libro es Renia Kukielka, quien durante el Holocausto trabajó como mensajera dentro y alrededor del pueblo polaco de Bedzin. Evadiendo a los nazis, ella logró conectarse con los movimientos judíos clandestinos. Renia fue arrestada y torturada, pero eventualmente logró escaparse, llegó primero a Hungría y de allí al Mandato de Palestina. A pesar de que Renia escribió un libro en hebreo sobre sus experiencias en Polonia durante la guerra, uno de los primeros relatos completos sobre el Holocausto, Batalion señala que «el hogar de Renia después de la guerra no estaba repleto de historias de la resistencia, sino de música, arte y noches de tango. Ella era famosa por su gusto por la moda y su agudo sentido del humor. Como muchos otros refugiados, los luchadores quisieron comenzar de cero, volverse parte de sus nuevos mundos».
Renia Kukielka
«Pienso que nada de esto fue cubierto por las historias típicas sobre la Segunda Guerra Mundial», explicó Judy a AishLatino.com. «Esta es una historia de jóvenes mujeres judías que fueron increíblemente osadas. Esto es parte de nuestro legado y de nuestra herencia como judíos». Su libro es un intento por remediar esta ausencia entre los libros de historia.
Enseñar a la siguiente generación es crucial, y Judy quiere que las historias de las jóvenes luchadoras de la resistencia judía que ella documentó sean parte del legado que dejamos a nuestros hijos. Judy comenzó a relatar estas historias a su hija, y también publicó una versión de su libro para los lectores más jóvenes.
«Quiero que la gente lea esta historia y se vea inspirada por su coraje y valentía. Quiero que la gente entienda que nuestra historia es multifacética y compleja», señaló Judy.
Fuente: AishLatino
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