El parque tecnológico a las puertas del desierto acogerá toda la red informática militar, que se suma a la universidad y la red de empresas creadas en el sector de la seguridad
Beersheba, a unos 100 kilómetros al sur de Tel Aviv, la capital israelí, es algo más que la puerta del desierto de Néguev. Esta ciudad alberga el cerebro del país. Su complejo tecnológico acoge y ha dado a luz a algunas de las principales empresas de seguridad informática del mundo. Ya es la sede del Equipo de Respuesta a Emergencias Informáticas (CERT, Computer Emergency Response Team) y en los próximos años acogerá todo el entramado de la inteligencia militar del segundo país más atacado del mundo a través de la red (tras Estados Unidos), germen de un ámbito que agrupa 430 empresas, emplea a 19.000 personas, acapara el 5% sector mundial, de 6.000 millones de euros en ingresos y del que surgen cada año 65 nuevas compañías.
El centro de inteligencia
En el edificio 2 del parque tecnológico de Beerseba, entre media docena de empresas de seguridad, se encuentra el CERT, uno de los más desconocidos centros cibernéticos del mundo y al que han tenido acceso algunos jefes de Estado acompañados del primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien exhibe este complejo como un logro personal, ya que se creó a partir de 2002 por su propia iniciativa y como secuela de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) que vio en Estados Unidos durante su época de estudiante.PUBLICIDAD
Al centro de control de respuesta inmediata no se puede entrar con ningún dispositivo electrónico. Los móviles, grabadoras o cámaras se custodian en un taquillero a la entrada, cerca de una cocina para los trabajadores que parece doméstica. Al corazón del CERT se accede por tres pasillos sin ventanas de unos 10 metros adornados tan solo con fotografías de inventos israelíes en todos los ámbitos. Todo está impoluto y oculto. No hay puertas abiertas y hay que esperar en el pasillo para que los técnicos apaguen las pantallas de trabajo antes de dar paso a las visitas.
En un aula escalonada con 23 monitores descansa uno de los nueve equipos de respuesta a emergencias. Son estudiantes, en su mayoría de la cercana universidad, asisten curiosos a la llegada de un extraño y evitan cualquier conversación más allá de la obligada cortesía. Al fondo, una pared monitorizada al completo muestra un mapa del mundo donde se observan flechas que se dirigen a Israel desde Estados Unidos, España, norte de Francia, Reino Unido y Malasia.
Ataques por segundo
«Refleja al segundo los ataques que estamos recibiendo, pero es más una orientación porque las flechas muestran dónde está registrada la última IP (identidad del ordenador). Como esta es móvil, los ataques pueden estar ordenados desde cualquier parte del mundo», explica Lavy Shtokhomer, director del CERT, organismo del Gobierno responsable de la seguridad informática en todos los ámbitos del país. El análisis más detallado hasta localizar el foco cero de la infección se realiza en otros dispositivos.
Otra parte de la pantalla muestra cada centésima de segundo direcciones de red desde las que se están registrando alertas por ataque, que suman más de 100.000 al día. «En su mayoría», afirma Shtokhomer, son robos de información (20%), intrusiones (14%) y programas maliciosos (malware, 11%).
Una parte más del muro de pantallas se reserva a Cibernet, una red de expertos asociados que advierten, informan o aportan soluciones a cuestiones de seguridad informática. En el momento de la visita, el intercambio de datos era monopolizado por un ingeniero israelí cuyas iniciales son N. T., otro especialista con iniciales R. B y una entidad con las siglas de una agencia espacial.
«Cada sector (financiero, seguridad, transporte, telecomunicaciones, energía y otros) sufre amenazas y cuenta con protocolos propios. Nuestro objetivo es asistir y proteger a todos, no solo a las entidades del Gobierno. Y nuestra misión promover la alta tecnología», concluye Shtokhomer.
Ecosistema
«Nos ha costado 10 años descubrir que la estrategia política que teníamos precisaba una estructura operacional», añade Igal Unna, director general del Israel Nacional Cyber Directorate (INCD). De ahí surgió el singular modelo israelí. De las necesidades de defensa, que absorben más de un 4% del PIB, surgió la idea de capitalizar ese gasto generando una red universitaria y empresarial, en una gran mayoría de casos (un ejemplo es Cyberark, una de las principales compañías de seguridad), a raíz de las unidades de control informáticas militares.
Es lo que denominan «ecosistema», una organización interrelacionada que aúna Gobierno, Ejército, investigación universitaria y tejido empresarial.
Or Santo es uno de los responsables de esta transferencia en una ciudad situada ya al nivel de los principales centros tecnológicos del mundo.
El parque tecnológico, según explica, tiene previsto acoger en 200.000 metros cuadrados 15 nuevas sedes (ahora dispone de tres), 300.000 trabajadores, 3.000 militares (6.000, cuando se complete el traslado de todo el campus de inteligencia del ejército) y 20.000 estudiantes. «Es nuestro Silicon Valley», afirma Shtokhomer.
Fuente: ElPais.com
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