Mientras trabajaba cerca de la Aravá, en el Galil, Ahmed Nasar Yasín descubrió la hoja de una daga, y también vasijas para almacenar y acumular, así como cántaros para escanciar y verter todo tipo de líquidos. Los antiguos objetos fueron entregados a la Dirección de Antigüedades de Israel (DAI)
Ahmed encontró en la ladera de una montaña una hoja de daga hecha de cobre, y objetos de 4.500 años de antigüedad, cuando llevaba a cabo trabajos en el lugar, e hizo llegar esos hallazgos a la Dirección de Antigüedades de Israel, que le dará un diploma en reconocimiento por su civismo y su conducta como buen ciudadano.
El electricista pasaba hace algunos días por un camino de tierra próximo a un grupo de casas, y para su sorpresa descubrió un objeto extraño en la ladera de la montaña. «Cuando noté algo fuera de lo común en la montaña que estaba junto al camino, me detuve para ver de qué se trataba. Toqué el objeto, y la roca se desmoronó. Entonces quedaron a la vista objetos de aspecto antiguo”, recordó.
Por temor a que los objetos pudieran dañarse al estar expuestos al aire libre, Yasín los recogió con cuidado, los llevó a su casa y se comunicó con la DAI. Nir Distelfeld, de la Unidad de Prevención de Robos de esa institución, recibió de manos de Yasín los hallazgos, y le agradeció su civismo y por haber actuado como un buen ciudadano. Distelfeld señaló que, “al parecer, los objetos se descubrieron como consecuencia de un daño que sufrió hace mucho tiempo un instrumento mecánico que había en la antigua cueva funeraria.
Esto es, sin el manto de bronce provisional de 4.500 años de antigüedad que se insertó en la cueva funeraria junto con los muertos que se enterraron allí, con objeto de que los acompañaran y les sirvieran a los muertos en la otra vida, lo que era habitual en el proceso de sepultura de la época”.Los objetos que descubrió Yasín fueron vasijas para almacenar y acumular según las necesidades, y cántaros para escanciar y verter todo tipo de líquidos. El contorno de los objetos es redondo, lo que caracteriza a los objetos de cerámica de esa época en el norte. Junto con los objetos de cerámica se encontró asimismo la hoja de una daga hecha de cobre, que en el pasado estaba unido con clavos a un mango de madera.
Según Distelfeld, “se trata de un arma típica de la época. En la mayoría de los casos se acostumbraba a juntar las armas a las tumbas de sus propietarios muertos”. Distelfeld reiteró que “Ahmed demostró ser un buen ciudadano, un civismo del más alto nivel al entregar los hallazgos a la Dirección de Antigüedades, por lo que nosotros le daremos un certificado de reconocimiento por ello. Él me contó que hubo quienes le dijeron que era un tonto por haber entregado los objetos al Estado, pero él eligió el buen camino, lo que se espera de todos los ciudadanos que respetan la ley. Ahmed entendió que no se trataba de una propiedad privada que le pertenecía, sino que era un legado para el público en general, y que tiene que llegar a los profesionales encargados de las antigüedades”.
Distelfeld explicó que la cueva funeraria que Ahmed encontró por casualidad nos permitió descubrir una época que no figuraba en las investigaciones existentes sobre esa zona, y gracias a su responsable decisión, contribuyó a armar el rompecabezas arqueológico de la Tierra de Israel. Si el jefe del Consejo Local estuviera interesado en organizar una exposición arqueológica en la aldea, nosotros presentaríamos encantados los objetos de la Aravá a fin de que el público en general pueda conocer y aprender la historia del lugar”.
Fuente: YNetEspeañol
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