El hastío marca quinta jornada electoral en el país desde 2019
Por Sal Emergui
«¿Me pregunta si soy optimista? Claro que sí, ¿cuál es la alternativa? Ser pesimista. Me niego a serlo», contesta a EL MUNDO el ministro de Defensa, Benny Gantz, que, pese a los desfavorables sondeos, se considera el único capaz de unir a segmentos de los dos grandes bloques para acabar con el paralizante bucle político. La respuesta, este martes en las quintas elecciones desde 2019 que, como las anteriores, se presentan muy igualadas y giran en torno a la figura del ex primer ministro Benjamin Netanyahu. Al frente de una nueva plataforma que incluye izquierda pero sobre todo centro y derecha, Gantz sabe que su plan fracasará si el bloque derechista y religioso liderado por Netanyahu logra 61 de 120 escaños de la Knésset.
Entre el que fue primer ministro y el que desea serlo, se encuentra el que lo es actualmente. El centrista Yair Lapid dobla el número de escaños de Gantz y se acerca a Netanyahu aunque lo tiene más difícil para formar Gobierno. Para Lapid un empate es una victoria porque en el «peor» de los casos seguiría en el cargo hasta las sextas elecciones. Más allá del hastío general y la influencia de la lluvia pronosticada, he aquí cinco claves de una cita que puede dirimirse por apenas unos miles de votos.
LA ORGANIZACIÓN DE LOS BLOQUES
En el bloque de Lapid, fragmentado y heterogéneo, cuatro partidos están en la cuerda floja. Si cae uno, se acabó la partida. Netanyahu, por su parte, logró cerrar filas y evitar la pérdida de votos al volver a unir al ultranacionalista Bezalel Smotrish y al radical Itamar Ben Gvir en una lista que tras los comicios se partirá en dos. Cuando una corriente del partido ultraortodoxo ashkenazi «Judaísmo de la Torá» hizo amagos de escisión por asuntos educativos en sus academias, Netanyahu intervino prometiendo financiación en caso de que vuelva al poder. Estas decisiones, especialmente la legitimación dada a Ben Gvir al que promete darle un ministerio, provocaron una lluvia de críticas del campo liberal y secular, pero a fin de cuentas le acercan al objetivo.
Por primera vez desde los comicios del 2009, Netanyahu llega sin ser primer ministro. La ventaja es que ha tenido más tiempo y libertad de movimientos para recorrer el país en una especie de acuario blindado (BibiBa, en hebreo Bibi viene). La desventaja es que el jefe de Gobierno marca el orden y la foto del día y Lapid lo ha aprovechado al máximo.
EL VOTO ÁRABE
La división de los cuatro partidos y cierta apatía de este sector amenazan con derribar el bloque que evite la mayoría de Netanyahu. Si en 2020 se presentaron en una lista unificada y exitosa, al año siguiente el islamista Raam se escindió para entrar en la coalición de Naftali Bennett y Lapid. Hoy, también acude a las urnas por separado mientras sus dos amargos rivales internos, Jadash-Taal y Balad, se divorciaron de forma inesperada. Balad puede dar un doble regalo a la derecha: si no es elegido como indican los sondeos, desperdicia más de 100.000 votos y hunde en su caída a Jadash-Taal.
EL DERECHISTA RADICAL QUE APOYA Y DESAFÍA A ‘BIBI’
El auge de Ben Gvir, tercero en los sondeos, es el reflejo del claro giro derechista, especialmente de la juventud, y la respuesta a la sensación de inseguridad tras la ola de atentados y la violencia en zonas sureñas dominadas por bandas beduinas. Su presencia en los lugares de los ataques para pedir mano dura le ha convertido en un candidato muy popular en la derecha. El que fuera militante de Kaj, partido ilegalizado por racismo, y con un historial lleno de polémicas declaraciones y provocaciones, debe parte de su éxito a las televisiones y radios que, ávidas de rating, le dan un espacio muy superior a su fuerza política. Netanyahu le ayudó en el 2021 a ser diputado, pero ahora ha crecido más de lo que desearía mordiendo al menos cuatro escaños del sector más derechista del Likud. Le quieren en el Gobierno para obligar a Netanyahu a hacer lo que no quiso o pudo durante 12 años seguidos en el poder. La Administración Biden seguirá con atención y preocupación el recuento.
LA SEGURIDAD
La experiencia indica que los atentados dan votos a la derecha independientemente de si están en la coalición u oposición. La ascensión de Ben Gvir en los sondeos empezó con las revueltas y disturbios en ciudades judeoárabes en mayo del 2021 y se consolidó con la ola de atentados este año. Ataques palestinos como el del sábado en el que un israelí fue asesinado en Hebrón pueden provocar un trasvase de votos conservadores en el bloque de Lapid al rival lo que puede ser decisivo en un duelo tan reñido. El Ejército teme atentados durante la jornada electoral.
LA ECONOMÍA
Según el sondeo de Israel Hayom, el 49% de los encuestados afirma que el tema que más les inquieta es la carestía de vida mientras el 19% indica la seguridad y el conflicto con los palestinos. La polarización interna completa el pódium de las principales preocupaciones con el 12%.
Netanyahu denuncia «la alarmante subida de precios» mientras el Gobierno replica que cuando él estaba en el poder el precio de la vivienda se disparó. «Cuando me convertí en ministro de Finanzas en junio del 2021 el desempleo era del 9,4% y el crecimiento económico del 5%. Ahora prácticamente no hay desempleo y el crecimiento es del 8,2%«, afirma el líder de Israel Beitenu, Avigdor Lieberman que tras los comicios del 2019 decidió romper su alianza con Netanyahu iniciando una interminable y larga serie de comicios.
Fuente: ElMundo.es
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