Yoav Galant pidió ayer en público la congelación de la polémica reforma judicial. Este lunes, el principal sindicato del país ha llamado a la huelga general
Por Sal Emergui
En una medida inesperada que ha desatado masivas y espontáneas protestas en todo el país, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu destituyó el domingo al ministro de Defensa, Yoav Galant, 24 horas después de que éste pidiera en público la congelación de la polémica propuesta de cambios judiciales en la Knésset para que tuviera un mayor consenso y evite una mayor fractura interna que penetra en el Ejército y supone, en sus palabras, «un peligro real, claro y tangible a la seguridad nacional».
A punto de cumplir sus primeros tres meses de vida, el Gobierno y con él su país sufre un gran terremoto a raíz de una decisión con réplicas dramáticas como manifestaciones de ira y hastío, una huelga general inédita anunciada este lunes con el apoyo del mundo empresarial y el anuncio de Netanyahu previsto en las próximas horas, a expensas de una sorpresa de última hora, de congelar la iniciativa que pretendía debilitar el Tribunal Supremo.
La prueba de que el Gobierno congelará su proyecto es que su padre espiritual, el ministro de Justicia, Yariv Levin ha afirmado al mediodía que respetará «cualquier decisión que tome el primer ministro». Es más, es posible que anule la polémica destitución de su ministro de Defensa que forma parte de su partido.
Todo indica que hoy anuncie lo que Galant había pedido arriesgando su silla. Una posibilidad que ya apoyaban esta madrugada por primera vez de forma pública varios ministros del Likud ante las impresionantes imágenes de manifestaciones especialmente en Jerusalén y en Tel Aviv en una noche histórica en Israel. Por contra, varios diputados del sector más radical de la coalición piden a Netanyahu «no ceder ante la anarquía y las élites seguir la legislación que corrige el desequilibrio entre el poder judicial y el ejecutivo». La misión de «Bibi» es frenar la iniciativa de leyes- no desecharla- sin que su Gobierno colapse.
Netanyahu volvió este domingo de su visita a Londres con un gran enfado no solo por el mensaje de Galant sino por haberlo hecho sin avisar y mientras estaba en el extranjero. «He perdido la confianza en ti», dijo en una tensa conversación al ministro de Defensa y uno de los principales dirigentes de su partido Likud. La reacción de Galant fue escueta en Twitter: «La seguridad del Estado de Israel fue y será siempre la misión de mi vida».
«La tibia respuesta de Galant ante las muestras de insumisión en el Ejército es el motivo de la destitución», justifican en el entorno de Netanyahu en alusión al creciente número de reservistas que anunciaron no presentarse a su servicio si se aprueban leyes que consideran «golpean la democracia». El argumento de Netanyahu es descartado por la inmensa mayoría de analistas que coinciden en señalar el llamamiento público de Galant como el origen de su decisión.
El temor del primer ministro es que Galant vote en contra de la ley que da mayoría al Gobierno en la comisión de selección de jueces prevista en los próximos días. Se trata de la única ley del amplio proyecto anunciado en enero por el ministro de Justicia, Yariv Levin, prevista para su aprobación en la Knésset antes del receso parlamentario a principios de abril. El resto fue aplazado por Netanyahu al mes de mayo en una medida tomada ante la división interna y las masivas manifestaciones.
Reacciones
Tras lo sucedido, el presidente de Israel, Isaac Herzog, ha pedido a Netanyahu que detenga su controversial reforma judicial. Ha hecho esta petición pocas horas después de que decenas de miles de personas salieran a las calles del país tras el despido del ministro de Defensa, que había pedido una pausa en la reforma. «Toda la nación es presa de una profunda preocupación. Nuestra seguridad, economía, sociedad, todo está bajo amenaza», dijo. «¡Despierten ya!».
«El primer ministro es un peligro para la seguridad del Estado de Israel», reaccionó el jefe de la oposición, Yair Lapid, poco antes de que decenas de miles de personas se congregaran en la zona de Kaplan en Tel Aviv, escenario habitual de las manifestaciones y a pocos metros de la sede del ministerio de Defensa. La destitución de su titular arroja más gasolina a las protestas.
Galant había pedido frenar la iniciativa legislativa, que por otro lado apoyaba, avisando que la fractura es tan grande que penetra en el Ejército. «Netanyahu está desconectado de la realidad. No es el Bibi que yo conocí», denuncia el ex general Tal Rousso. Los máximos responsables del Ejército, el Mosad y el Shabak (servicio de seguridad interno) comparten la petición y aviso de Galant y alertan que la crisis debilita la capacidad de disuasión y unidad de Israel.
Por otro lado, varios diputados del Likud habían pedido a Netanyahu que destituyera a Galant por actuar en contra de la voluntad del partido y de sus electores. Otros en el Likud sin embargo no lo entienden. «Ha perdido el control. Ha cometido un error estratégico», dice una fuente del Likud citada por el Canal 12. La decisión confirma la enorme influencia de su hijo Yair Netanyahu que exigía su destitución en las redes sociales. Asimismo, indica que sigue firme en su intención de avanzar la reforma judicial pese a los avisos sobre sus negativos efectos a nivel económico y de seguridad. Por otro lado, no hay que descartar que la profundización de la crisis tras su polémica decisión le obligue a retrasar la polémica legislación.
Se trata también de una gran victoria de Levin que en las últimas semanas le había advertido con dimitir si frenaba un proyecto que «pretende acabar con la dictadura del Tribunal Supremo».
La destitución de Galant, que sorprende también porque Netanyahu es conocido en este país por ser precavido en temas de seguridad, marca un punto de inflexión. En primer lugar, provoca ira entre los manifestantes que llevan 12 semanas protestando contra el proyecto judicial y hace que más israelíes, que hasta ahora estaban como observadores, salgan a las calles porque ya no se trata de estar a favor o en contra de un plan sobre el Supremo sino de una vaca sagrada en Israel: la seguridad nacional. Y más en una época de escalada con los palestinos y tensión con Hizbulá tras un atentado atribuido a este grupo proiraní libanés hace unas semanas en el norte de Israel.
Dos horas después del anuncio del portavoz de Netanyahu, decenas de miles se manifestaron en Tel Aviv, Beer Sheva, Haifa o Jerusalén de forma espontánea y a veces sin control. En Tel Aviv, cortaron la céntrica autovía de Ayalón.
En segundo lugar, crea una crisis de confianza con los jefes de los organismos de seguridad, que no se esperaban esta medida, al tiempo que contribuye a aumentar el número de reservistas que se niegan a servir.
El tercer lugary por primera vez desde el inicio de la crisis, Arnon Bar-David, el dirigente de la agrupación de sindicatos Histadrut, que representa a más de 700.000 trabajadores en distintos sectores, ha anunciado una huelga general que puede paralizar la economía israelí. Una decisión que el Bar David justitica para apartar a Israel «del abismo».
La medida puede tener enormes consecuencias económicas. Bar-David, que estaba inmerso en los contactos para lograr una congelación de la iniciativa judicial del Gobierno, fue sorprendido por la noticia de la destitución. Y como muchos en el país, incluyendo algunos diputados y figuras públicas del Likud, admitió que no entiende la decisión de Netanyahu que coloca a Israel en una situación desconocida en sus 75 años de historia.
Fuente: ElMundo.es
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