Un nuevo informe arroja luz sobre las explosiones de miles de dispositivos de comunicación de Hezbolá que detonaron en una operación vinculada al Mossad
El Washington Post publicó el sábado por la noche un informe que proporciona más detalles sobre el ataque con buscapersonas en Líbano contra Hezbolá, que se atribuye a Israel. “También era invisible el acceso remoto del Mossad a los dispositivos. Una señal electrónica del servicio de inteligencia podría provocar la explosión de miles de dispositivos a la vez”, se lee en el informe.
Los nuevos detalles de la operación atribuida al Mossad fueron recopilados a partir de entrevistas realizadas por el medio con funcionarios de seguridad israelíes, estadounidenses y árabes, políticos y diplomáticos informados sobre los acontecimientos y con fuentes oficiales libanesas e individuos cercanos a Hezbollah.
Según una fuente, los terroristas de Hezbolá tenían que pulsar dos botones simultáneamente para leer el mensaje cifrado. «En la práctica», señaló la fuente, «esto significaba utilizar ambas manos». Añadió que, en caso de explosión provocada por la lectura del mensaje, los portadores del busca casi con toda seguridad «se herirían ambas manos» y, por tanto, «serían incapaces de luchar».
Las fuentes describieron un plan concebido durante años en la sede del Mossad en Tel Aviv, en el que participó un equipo de agentes y socios operativos de varios países, muchos de los cuales desconocían la misión más amplia.
Según el medio, la operación desató un debate entre los funcionarios de seguridad de Israel. Una fuente política resumió la ansiedad por la operación con un comentario sarcástico durante una reunión con funcionarios del Mossad: «No podemos tomar una decisión estratégica como una escalada en el Líbano mientras contamos con un juguete», refiriéndose a los buscapersonas.
Según se informa, los responsables de la toma de decisiones israelíes no estaban al tanto del plan hasta el 12 de septiembre, cinco días antes de que se llevara a cabo. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, convocó entonces una reunión con funcionarios de inteligencia, quienes revelaron los preparativos.
Fragmentos de un buscapersonas que explotó
Otros asistentes se mostraron preocupados por la aprobación del plan del Mossad, temiendo que pudiera conducir a una guerra a gran escala. Algunos señalaron que «existían algunos riesgos», pero los oficiales de inteligencia advirtieron que Hezbollah, a la luz de las crecientes tensiones, podría tomar precauciones adicionales y descubrir los explosivos. El Mossad vio la oportunidad de llevar a cabo «algo más intenso», según The Washington Post.
Los dispositivos fueron diseñados por el Mossad y ensamblados en Israel. La agencia israelí había trabajado para infiltrarse en Hezbollah utilizando vigilancia electrónica e informantes humanos durante años, informó el Washington Post.
Con el tiempo, los líderes de Hezbollah comenzaron a preocuparse por su vulnerabilidad a la vigilancia y los ciberataques israelíes, temiendo que incluso los teléfonos comunes pudieran usarse para espiar y monitorear bajo control israelí.
Como resultado, surgió en Israel la idea de crear un tipo de dispositivo de comunicación que sirviera como un «caballo de Troya», dijo una fuente política al medio. Hezbolá buscaba una red electrónica resistente a los ciberataques, y el Mossad ideó dos planes que llevarían a la organización terrorista a adquirir dispositivos de comunicación que parecían perfectos para el trabajo: equipos diseñados por la agencia de inteligencia y ensamblados en Israel.
Como parte de la primera fase de la operación, los dispositivos de comunicación con trampas explosivas comenzaron a llegar al Líbano a través del Mossad hace casi una década, en 2015. Estas radios portátiles de dos vías contenían paquetes de baterías relativamente grandes, explosivos ocultos y un sistema de transmisión que le dio a Israel acceso total a las comunicaciones de Hezbollah.
Fuentes entrevistadas por el periódico dijeron que Israel se conformó con espiar a Hezbollah durante nueve años, manteniendo al mismo tiempo la capacidad de convertir las radios en bombas en una crisis futura. Pero luego surgió una nueva oportunidad con un nuevo producto: un pequeño buscapersonas equipado con poderosos explosivos.
Como los líderes de la organización terrorista eran cautelosos ante la posibilidad de sabotaje en las radios que compraban, los buscapersonas no podían fabricarse en Israel, Estados Unidos ni ninguno de los aliados de Jerusalén.
En 2023, Hezbolá empezó a recibir ofertas para comprar grandes cantidades de dispositivos de comunicación de Gold Apollo, una empresa taiwanesa conocida por su marca registrada y su línea de productos globales que no tenían vínculos con intereses israelíes o judíos. Según las fuentes, la empresa taiwanesa desconocía el plan.
La oferta llegó a través de un representante de ventas vinculado a Gold Apollo, en quien Hezbolá confiaba. Este representante de ventas, cuya identidad y país de origen los funcionarios se negaron a revelar, era un ex representante de ventas de la empresa taiwanesa en Oriente Medio.
Más tarde, fundó su propia empresa y recibió una licencia para vender buscapersonas con la marca Apollo. En algún momento de 2023, le ofreció a Hezbolá un trato por uno de los productos de su empresa, el fiable dispositivo AR-924.
“Ella era la que estaba en contacto con Hezbolá y les explicó por qué el buscapersonas más grande con la batería más grande era mejor que el modelo original”, dijo al medio un funcionario israelí informado sobre los detalles de la operación. Según él, uno de los puntos fuertes del AR-924 era que era “posible cargarlo con un cable y las baterías duraban más”.
Fuente: Ynet- Traducido por UnidosxIsrael
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