Hoy viernes, desde antes del anochecer, además del Shabat, el mundo judío conmemorará, a la sombra de la Masacre del 7 de Octubre, Iom Kipur (Día del Perdón), la jornada más sagrada y solemne del calendario hebreo, de ayuno -el único decretado en la propia Torá- y contrición, durante la cual D’s termina de juzgar a la humanidad y sella su dictamen para el resto del año, preferentemente en el Libro de la Vida.
Es el día en el que estamos más cerca de D’s y de la esencia de nuestras propias almas. Es el Día de la Expiación, cuando nos reunimos en comunidad y decimos: «¡Perdón!» tanto a nuestros semejantes como a D’s. Tratamos de modificar las cosas que debilitaron nuestra relación con Él y lo hacemos con alegría, con confianza absoluta en Su positiva respuesta.
Este día se descubre la verdadera esencia de cada uno, lo que va más allá de la imagen que uno quiere mostrar al mundo, e incluso a uno mismo. Las influencias exteriores, las dicotomías y todo lo que impide que nuestra voz interior sea escuchada se desvanecen para que podamos encontrarnos cara a cara con el potente poder de nuestras almas. Puede emerger por tan solo un momento, pero en ese instante recuperamos nuestra perspectiva y recordamos quiénes somos.
En Iom Kipur, el precepto más importante es la abstinencia de ingerir alimentos y bebidas, la cual se extiende por unas 26 horas, hasta la salida de las estrellas del día siguiente, que es anunciado con el toque del shofar (tradicional instrumento a base del cuerno de un carnero).
La prohibición involucra a todo hombre y mujer judíos mayores de 13 y 12 años, respectivamente, que esté en condiciones físicas de cumplirla, y también incluye el bañarse, mantener relaciones sexuales y usar calzado de cuero, cosméticos y perfumes.
Los enfermos de cierta gravedad, las embarazadas, quienes amamantan y los niños están exceptuados de ayunar, y en el caso de los tres primeros, están obligados a no hacerlo.
A diferencia del resto de los días del año, en Iom Kipur se recitan cinco plegarias: una al comenzar la jornada (Kol Nidréi, que pide el borrado de todas las promesas incumplidas y debe ser recitada antes de la puesta del sol), dos por la mañana (Shajarit y Musaf) y otras tantas antes del anochecer (Minjá y Neilá).
En cada una de ellas se recita el Vidúi (confesión) y se le implora al Creador que absuelva a los pecadores de sus errores e incumplimientos.
En esta oportunidad, también se hará el Kabalat (Recepción del) Shabat.
Otro de los segmentos más «populares», es el Izcor, el servicio de recordación de los familiares fallecidos, una cita ineludible incluso para quienes solo asisten a las sinagogas en ese momento. Este año tendrá una connotación muy especial a raíz de la Masacre del 7 de Octubre, de la cual según el calendario judío aún no habrá cumplido un año, de modo que no se puede recitar, pero los deudos deben estar presentes, dentro de la sinagoga.
Se sentirán muy fuertemente las más 1.200 ausencias de los asesinados, así como las los 101 rehenes aún cautivos en la Franja de Gaza por terroristas palestinos, por cuyo pronto regreso se rezará especialmente.
Por otra parte, antes de Iom Kipur es costumbre disculparse con el prójimo por las faltas cometidas para con él.
Otras tradiciones previas son el comer y beber en abundancia en la víspera, de modo de poder completar el ayuno, y las kaparot, un ritual para evitar un mal decreto divino que consiste en transferirle en forma simbólica los pecados a un gallo (los hombres) o una gallina (las mujeres), los cuales luego se faenan y se obsequian a los pobres como caridad.
Iom Kipur se conmemora ocho días después de Rosh Hashaná (Año Nuevo), con el cual integra los Iamim Noraím, “Días Terribles” por la seriedad y rigor del Juicio Divino, y los diez días que los nuclean son los Aséret Ieméi Teshuvá (Diez Días de Retorno al camino de la Torá).
Es el único ayuno permitido en Shabat y es el día de la expiación, razón por la cual debe haber una aflicción personal, de modo que el individuo pueda ser purificado de sus pecados.
Sus principales preceptos -prolongados servicios religiosos, aún más este año por ser Shabat, y las abstinencias- son observados incluso por muchos no religiosos y tienen un altísimo acatamiento en Israel, quizá mayor que en la Diáspora, con epicentro en el Kótel Hamaarabí o Muro Occidental, mal llamado «de los Lamentos».
Además, los lugares de entretenimiento están cerrados, no hay transmisiones de radio y televisión, se suspende el transporte público e incluso las calles están completamente vacías.
Esto se refuerza con el recuerdo de la guerra de 1973, un sorpresivo ataque contra Israel lanzado precisamente en Iom Kipur por Egipto y Siria y que fue repelido a un muy alto costo.
Ello también trae reminiscencia con la Masacre del 7 de Octubre, ya que esta fue perpetrada en una jornada con fuerte significación religiosa, como fue Simjat Torá, una jornada festiva en la cual se celebra la culminación e inmediato recomienzo de la lectura del Libro Sagrado.
Fuente: Agencia AJN
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