La filial local se enfrenta al cierre tras rechazar las acusaciones de genocidio de la organización matriz.
Según un informe del Jewish News Syncaide, tras las crecientes tensiones en el seno de la organización de derechos humanos, Amnistía Internacional ha suspendido las actividades de su filial israelí. La suspensión se produce en medio de desacuerdos sobre las posiciones de la filial en relación con el conflicto en curso en Gaza.
La organización global confirmó la suspensión a través de un portavoz, que citó «una serie de incidentes» que involucraron a la dirigencia de la sección israelí. El portavoz dijo que estos incidentes incluían «graves problemas de gobernanza» y múltiples quejas sobre discriminación.
«Ha habido quejas sobre comportamiento racista hacia los palestinos por parte de varios miembros de la junta directiva de Amnistía Israel desde 2021, lo que resultó en sus renuncias», dijo el portavoz a JNS. El portavoz agregó que estos ex miembros han utilizado varias plataformas mediáticas para hablar en contra de lo que describen como racismo antipalestino dentro de la sección israelí y más allá.
Un miembro del personal de la sección con sede en Tel Aviv, hablando anónimamente con JNS, negó las acusaciones de racismo contra los palestinos. La fuente enfatizó que la sección israelí, establecida en 1964 y una de las más antiguas de la organización, consulta regularmente a miembros del personal tanto árabes como judíos cuando prepara declaraciones e informes.
La suspensión se produce tras el aumento de las tensiones entre la filial israelí y su organización matriz. El 5 de diciembre, Amnistía Internacional publicó un informe de 296 páginas titulado «Te sientes como si fueras un infrahumano», en el que acusaba a Israel de genocidio en Gaza. El informe afirmaba que los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel habían cometido actos prohibidos por la Convención sobre el Genocidio, entre ellos matar y causar graves daños a los palestinos de Gaza.
La filial israelí, que funciona como una entidad legalmente independiente, rechazó firmemente estas acusaciones de genocidio. Su posición se basa en la creencia de que, si bien la escala de la violencia es innegable, las pruebas no cumplen los rigurosos criterios legales para el genocidio, tal como se describe en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. En particular, la organización señala la falta de «intención específica» de destruir a los palestinos como grupo, un elemento clave necesario para probar el genocidio.
Este no es el primer caso de desacuerdo entre las organizaciones. En 2022, cuando Amnistía Internacional calificó de «apartheid» el trato que Jerusalén dispensa a los árabes palestinos, los miembros del personal de la filial israelí criticaron la evaluación, calificándola de «problemática», «errónea» y potencialmente dañina.
Los funcionarios israelíes han acusado anteriormente a la filial local de violar las leyes antiboicot por su defensa de los embargos de armas y la promoción de una lista negra dirigida a las comunidades judías de Judea y Samaria. El año pasado, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ordenó a la Autoridad Tributaria israelí que investigara los beneficios fiscales de los que disfrutaba la filial local de Amnistía, y su oficina expresó su preocupación por la independencia de la organización, dado que el 80% de su presupuesto procedía de la sede mundial de Amnistía.
Fuente: IsraelHayom- Traducido por UnidosxIsrael
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