Análisis: El Shin Bet y los jefes de inteligencia militar, agotados por los fracasos del 7 de octubre, visitan el reino vecino en medio de crecientes preocupaciones por la estabilidad del régimen por parte de grupos locales que podrían inspirarse en la exitosa eliminación de Assad
Incluso a los veteranos que han vivido en Oriente Medio durante mucho tiempo les resulta difícil creer con qué rapidez se convierte en realidad lo que se consideraba imposible. No queda más remedio que mirar hacia el próximo desafío. Estos rápidos cambios también traen consigo nuevas amenazas.
Tras los fracasos de la masacre del 7 de octubre, que han dejado profundas cicatrices en la inteligencia militar, ahora se intenta no considerar el colapso del eje chií como el fin del capítulo, sino observar las nuevas amenazas que surgen tras la caída del régimen de Asad y la victoria sobre Hezbolá. Todas las miradas están puestas en Jordania y Cisjordania.
Hay dos indicios de que se está produciendo una evolución en ese lugar: uno son las batallas por el control de Yenín entre los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina y los terroristas, entre ellos agentes de Hamás.
La otra es la inusual visita a Jordania del jefe del Shin Bet, Ronen Bar, y del jefe de la inteligencia militar de las FDI, el general Shlomi Binder. No se sabe mucho sobre su viaje, pero es más que probable que hablaran de las preocupaciones sobre la seguridad del reino y de los esfuerzos de los grupos locales por llevar a Ammán una revolución como la de Siria.
Los funcionarios de las FDI creen que una eventualidad de ese tipo podría extenderse rápidamente a las ciudades palestinas de Cisjordania. El efecto dominó de la Primavera Árabe de 2011 no está descartado en las circunstancias actuales. Las preocupaciones son claras después de que el eje chiíta que parecía fuerte después de los ataques del 7 de octubre se vio debilitado por la caída de Assad.
El líder supremo de Irán, Ali Khamenei, en un discurso pronunciado la semana pasada, trató de explicar a sus ciudadanos por qué se gastaron decenas de miles de millones de dólares durante décadas en una dictadura fallida que se reveló frágil y débil. La verdad es que los iraníes tendrán que reflexionar sobre su estrategia de establecer fuerzas delegada, donde también se gastaron fondos iraníes, en medio de los giros actuales de la trama.
Esos agentes, en primer lugar Hezbolá, que estaban allí para defender a Irán en caso de un ataque israelí al programa nuclear iraní, han fracasado. La caída del régimen en Siria significa una nueva realidad en Irán y requiere un enfoque diferente para lograr sus objetivos.
¿Irán logrará ahora la capacidad nuclear, como creen algunos en Occidente, u optará por un acuerdo rápido con la administración entrante de Trump, que a pesar de las duras palabras busca evitar una guerra que afectaría a la economía estadounidense?
El nuevo líder de Hezbolá, Naim Qassem, también parece abatido en su reciente aparición pública, admitiendo que la pérdida de su aliado Assad significa la pérdida de la ruta de suministro logístico más importante para armar a su grupo terrorista. El régimen de Assad no solo permitió que se entregaran armas de Irán a Hezbolá a través de Siria, sino que también produjo muchos de los misiles que se usaron contra Israel en la guerra.
Las finanzas de Hezbolá se basaban principalmente en los envíos de petróleo iraní a Siria y las ganancias de su venta que iban al agente con sede en el Líbano. En otras palabras, la caída del régimen sirio no sólo es un golpe a la capacidad militar de Hezbolá, sino también a sus finanzas, en un momento en que debe compensar a los residentes chiítas del sur del Líbano que han perdido sus hogares en la guerra.
Las repercusiones también se sienten en Cisjordania. Ya hay enfrentamientos en Jenin entre bandas armadas y las fuerzas de seguridad de la AP. El gabinete se reunió en el Comando Central de las Fuerzas de Defensa de Israel el domingo por una buena razón. Las preocupaciones por los ataques terroristas y la violencia que inspirarían los acontecimientos en Siria han aumentado.
La AP dijo que su operación antiterrorista tiene como objetivo restablecer su control contra los criminales que están «perturbando la vida cotidiana de los residentes allí y les impiden recibir servicios y vivir en libertad y seguridad».
No sorprende que la Autoridad Palestina reaccionara a la amenaza del terrorismo y tratara de demostrar su capacidad de gobernar, de modo que fuera llamada a gobernar Gaza después de la guerra. Se trata de una prueba importante para el liderazgo palestino e Israel debería prestar mucha atención a su resultado.
Se ha informado de que Irán ha intentado en el pasado desestabilizar al régimen jordano y utilizar a Jordania como nueva base de operaciones para lanzar ataques terroristas contra Israel. Las FDI hicieron bien en establecer una nueva división encargada de proteger la frontera oriental y de construir una barrera a lo largo de la frontera. La visita de Bar y Binder a Ammán probablemente también haya tocado ese tema.
Todas estas preocupaciones se suman a los desafíos obvios que han surgido a la luz de la guerra interminable: asegurar por la fuerza el cumplimiento del acuerdo de alto el fuego en el Líbano, poner fin a la guerra contra Hamás y lograr la liberación de los rehenes israelíes que siguen retenidos en Gaza, ya sea mediante un acuerdo o por la fuerza militar, y responder a los ataques de los rebeldes hutíes.
Fuente: Ynet- Traducido por UnidosxIsrael
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