Opinión: El clima actual de antisemitismo en el campus refleja tendencias preocupantes entre la nueva generación; Es hora de cambiar la forma en que la gente piensa sobre Israel y el pueblo judío, en lugar de cerrar el campus hasta la próxima explosión.
Dr. Amit Serusi
El aumento del antisemitismo en todo el mundo, particularmente en Estados Unidos, debe ser una máxima prioridad para el gobierno israelí. Si bien creo que los actuales actos de antisemitismo en las universidades no representan una amenaza real a la existencia del pueblo judío e israelí, ciertamente reflejan tendencias preocupantes entre la nueva generación que tendremos que abordar en el futuro cercano. Es importante comprender la magnitud del antisemitismo que vemos en las universidades estadounidenses y actuar ahora para cambiar la forma en que la gente piensa sobre Israel y el pueblo judío, en lugar de cerrarlo hasta la próxima explosión.
Una de las fortalezas de Israel reside en su estabilidad económica y sus fuertes conexiones comerciales con los mercados más grandes del mundo. Por eso me gustaría centrarme en el impacto económico de esta situación. Es importante comprender que el reciente aumento del antisemitismo en las universidades es sólo un vistazo de los mayores desafíos económicos que Israel y el pueblo judío en todo el mundo pueden enfrentar en los próximos 10 a 15 años.
En Estados Unidos, la mayoría de las empresas líderes contratan a su próxima generación de empleados directamente de las mejores universidades como Columbia, NYU, UPenn y otras. Estas universidades se enorgullecen de sus sólidas relaciones con las principales empresas estadounidenses, como Apple, Google, Microsoft y muchas otras, que constantemente contratan en universidades de la Ivy League y lo han hecho durante muchos años.
Sin embargo, un número creciente de actos antisemitas cometidos por estudiantes en los campus estadounidenses podría convertirse en un problema importante en el futuro cercano. Algunos de estos estudiantes inevitablemente desempeñarán papeles cruciales en la economía estadounidense, lo que podría afectar los vínculos económicos, las relaciones comerciales y la presencia en el mercado global de Israel. Esto podría tener un profundo efecto en la economía israelí.
En cuanto a los manifestantes antijudíos/antiisraelíes y sus demandas actuales a las universidades, su llamado a la desinversión de empresas afiliadas a Israel es poco realista y es poco probable que se cumpla. La mayoría de las principales empresas globales tienen algún nivel de interacción con Israel, ya sea a través de colaboraciones con empresas israelíes, centros de investigación y desarrollo en Israel o el uso de productos israelíes. Es poco probable que las universidades cumplan con las demandas de los manifestantes. Sin embargo, la cuestión se volverá más apremiante a medida que estos estudiantes ocupen puestos de liderazgo dentro de 10 a 15 años. Esto enfatiza la necesidad de comenzar a cambiar sus perspectivas y actitudes hacia Israel ahora.
Se pueden considerar varias soluciones para abordar este problema:
Primero, el gobierno estadounidense debe imponer sanciones financieras a las universidades que no combatan el antisemitismo en sus campus. Los fondos federales deberían retenerse hasta que estas universidades demuestren mejoras significativas en su manejo de los casos de antisemitismo.
En segundo lugar, el gobierno israelí debe presionar al gobierno estadounidense para que dé prioridad a la lucha contra el antisemitismo como una misión diplomática crítica, incorporándola a las negociaciones sobre asuntos bélicos como el apoyo humanitario u otras cuestiones relacionadas.
Además, debemos incorporar a los líderes de las empresas estadounidenses para que condenen públicamente el antisemitismo y dejen de reclutar estudiantes que participen en actividades antisemitas, ya que esto no se alinea con los valores de sus empresas. Esta acción probablemente afectará las relaciones que estas universidades mantienen con las principales empresas estadounidenses, lo que podría afectar la reputación de las universidades si no luchan activamente contra el antisemitismo.
Finalmente, el gobierno israelí debe continuar buscando la colaboración económica global. Como país pequeño, Israel debe permanecer integrado en la economía global. Los esfuerzos del Ministro de Educación, Yoav Kisch, para traer de regreso a Israel a científicos e investigadores académicos nativos, aunque bien intencionados, sugieren un paso en la dirección equivocada. En lugar de aislarnos, debemos esforzarnos por garantizar que Israel siga siendo un líder en la economía global. Debemos contraatacar cambiando la forma en que el mundo piensa sobre Israel y el pueblo judío. Si bien nos concentramos en defender nuestro país desde adentro, debemos ganar la guerra más amplia por un futuro mejor.
El Dr. Amit Serusi es consultor estratégico e inversor ángel; Es un ciudadano nacido en Israel que reside en Filadelfia.
Fuente: Ynet- Traducido por UnidosxIsrael
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