La fábrica de Plasan, ubicada en un kibutz en el norte de Israel, produce sistemas de blindaje que utilizan fuerzas armadas alrededor del planeta, desde Israel a Estados Unidos, pasando por Australia
Un kibutz en el norte de Israel, con sus típicas vacas lecheras y campos que producen kiwis, manzanas y aguacates, es también la sede de una fábrica que protege a miles de soldados en todo el mundo de balas y bombas.
Se trata del kibutz Sasa, donde se diseña y desarrolla una serie de armaduras y otras tecnologías militares de acorazamiento que blindan vehículos de fuerzas armadas en todo el planeta, desde Israel a Estados Unidos, pasando por Australia.
Con bajo perfil, la empresa del kibutz Sasa, Plasan, se fue convirtiendo a través de los años en una de las empresas líderes del sector. Fundada en 1985, cuenta con alrededor de 1.300 empleados y una filial estadounidense, Plasan North America (PNA).
El éxito de las armaduras de Plasan tienen que ver con el característico pensamiento israelí cuando se trata de negocios y tecnología: muy poco ortodoxo.
Hechos a medida
Así, mientras otras empresas seguían ofreciendo «cajas» acorazadas fijas para vehículos militares, en Plasan crearon sistemas de blindaje hechos a medida y adaptables, para proteger de la mejor manera posible a los soldados, otra de las grandes consignas del diseño en Israel.
Los ingenieros en el kibutz Sasa tuvieron «un plan alternativo», pensando al blindaje interior de los vehículos militares como «un armario de Ikea, en lugar de una caja de acero soldado», explicó Nir Kahn, director de diseño de Plasan.
Entrevistado por el portal de noticias tecnológicas NoCamels, Kahn añadió que el blindaje es «un kit que se atornilla, lo que significa que podemos mezclar y combinar cerámica, Kevlar y otros materiales».
Plasan obtuvo un gran impacto en julio de este año, cuando su filial norteamericana consiguió un contrato de 300 millones de dólares para proveer los principales componentes de blindaje para el Joint Light Tactical Vehicle (JLTV).
El JLTV es un programa conjunto del ejército, el cuerpo de Marines y el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos para desarrollar un vehículo táctico ligero que reemplace parcialmente las flotas de Humvee.
«Una pequeña empresa, en el mapa»
Plasan North America, escribió la revista Forbes al anunciar el acuerdo, «no es un nombre muy conocido en la industria de la defensa». Sin embargo, reconoció, «un contrato de 300 millones para construir componentes de cabina blindada para el JLTV puso a esta pequeña empresa en el mapa».
«Respaldada por la historia y por su casa matriz israelí, Plasan North America obtiene una victoria», resumió la revista económica estadounidense en el título de la nota.
PNA arrancó en el 2006, cuando Plasan adquirió Vermont Composites, un proveedor de componentes automotrices en el estado de Michigan. Después de algunas idas y vueltas empresariales, la filial finalmente tomó vuelo gracias a una modernización robótica de sus líneas de producción.
«Estábamos preparados, tomando muchos riesgos» con las nuevas instalaciones y «sin ingresos existentes, para aprovechar esta oportunidad» concretada con el acuerdo para el JLTV, le dijo a Forbes el presidente de PNA, John Cavedo.
«Esta victoria», aunque se trata de un negocio «con un pequeño margen, genera ganancias adicionales», continuó Cavedo. «Hemos tenido la suerte de seguir vivos durante los últimos cinco años más o menos», reconoció el ejecutivo, según el cual parte del éxito «proviene del respaldo de una empresa matriz cuando los tiempos se pusieron difíciles».
Todo comenzó a mediados de los ’80
NoCamels recordó que Plasan se fundó a mediados de los años ’80 del siglo pasado cuando las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) luchaban contra los combatientes de Hezbollah en el sur del Líbano y poco antes de la primera Intifada.
«Las FDI -apuntó Kahn- comenzaron a necesitar protección para vehículos ligeros como jeeps y Humvee», pero «nadie había realmente protegido ese tipo de cosas».
Esos jeeps y Humvee «no estaban destinados a ser vehículos de primera línea», prosiguió Kahn, según el cual «lo que cambió en Israel en la década de 1990 fue que ya no había una línea de frente», aunque las FDI todavía querían «un vehículo ligero porque no iban a patrullar con tanques».
Sin embargo, la compañía también desarrolló sistemas de protección para los soldados que forman tripulaciones de tanques, con modernas concepciones que absorben mejor los impactos de proyectiles enemigos. Y también para lanchas patrulleras.
De hecho, en enero de este año Plasan anunció la firma de un contrato con BAE Systems Australia para blindar las tres primeras fragatas de la clase Hunter para la marina de guerra del país oceánico.
«Somos la carta ganadora»
La asociación de la compañía del kibutz Sasa con grandes empresas extranjeras es una estrategia que Plasan aplica a menudo para obtener contratos internacionales.
«No somos una empresa muy conocida, ni siquiera en Israel», afirmó Kahn. «Pero somos la carta ganadora que tienen otras empresas -concluyó-. Trabajamos en silencio, en segundo plano, sin hacer mucho ruido».
Fuente: IsraelEconomico
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