Las guarderías abren sus puertas pero se mantiene el cierre de colegios, centros comerciales y bares en una desescalada más gradual que la primera tras el cierre de abril
Por Sal Emergui
Con peores registros del coronavirus y menos confianza en las autoridades que tras el primer cierre del pasado mes de abril, los israelíes han iniciado este domingo la desescalada con la esperanza de no acabar en escasos meses en el tercer confinamiento. De ser un ejemplo de cómo se contiene el virus hace medio año, su país pasó a ser modelo a no seguir de cómo volver a la normalidad sin caer atrapado en la segunda ola.
Con 2.202 muertos por la pandemia desde marzo, Israel ha levantado importantes restricciones sin perder la vista preocupada en lo que sucede en la comunidad jaredí. Este domingo, numerosas escuelas del sector ultraortodoxo abrieron sus puertas haciendo caso omiso a las normas sanitarias y las peticiones del primer ministro Benjamin Netanyahu. El veterano líder israelí recibe muchas críticas por no ser más rotundo ante la indisciplina en determinadas corrientes de la ortodoxia y «pensar en términos políticos al temer perder el apoyo de los partidos ultraordoxos». Para muchos estrictos devotos que consolidan la sensación de autonomía en el Estado, la consigna de sus venerados rabinos es más importante que la de los gobernantes y de los expertos en el virus. Especialmente si lo que está en juego es el estudio de la Torá.
El sector jaredí, que representa el 12% de la población, es el más afectado por el virus. A día de hoy, las únicas cinco localidades marcadas en rojo (alto porcentaje de casos) tienen abrumadora mayoría de esta comunidad. A esta lista hay que añadir cuatro barrios de claro carácter religioso de Jerusalén.
«En esta ocasión, salimos del cierre con cuidado y responsabilidad tal y como nos aconsejaron los expertos en el ministerio de Sanidad», ha afirmado Netanyahu reiterando su llamamiento a los que no cumplen las normas en el sector ultraortodoxo al tiempo que negó motivaciones políticas en la toma de decisiones contra el Covid-19. Asimismo, ha recordado el caso de dos hermanos muertos este sábado por coronavirus con un intervalo de menos de una hora en el mismo departamento del hospital de Ashdod.
Después de que Netanyahu definiera el cierre como «gran éxito», en la oposición responden que «llegar al cierre es un fracaso del que no hay que presumir».
MEDIDAS DE APERTURA
La salida del cierre -que se prevé gradual en función al número diario de contagios en las próximas semanas- incluye el levantamiento de la prohibición de alejarse más de un kilómetro de distancia de los domicilios, la apertura de los lugares de trabajo sin atención al público, guarderías (hasta los seis años pero obligando a las cuidadores a llevar siempre mascarilla), parques naturales y playas, la posibilidad de ir y rezar en pequeños grupos respetando la distancia al Muro de las Lamentaciones, Santo Sepulcro y Explanada de las Mezquitas y social y la posibilidad de visitar otras casas.
Se mantiene el cierre de centros comerciales, restaurantes (con la excepción de los pedidos para recoger a casa), bares, cafeterías, tiendas, escuelas y universidades mientras las bodas y otros eventos sociales siguen limitados a 20 personas al aire libre y 10 en lugares cerrados.
«No se trata de la vuelta a la rutina sino de medidas que alivian el cierre. Los ciudadanos deben mantener las normas y no fiarse. Por favor, limitad los encuentros aunque sean legales», ha pedido el encargado jefe de la gestión contra el virus, el Dr. Ronni Gamzu admitiendo que el cierre ha logrado reducir de forma significativa el porcentaje de casos diarios que en sus peores momentos llegó a unos 9000 en una población de nueve millones. El número de enfermos graves se sitúa en 683.
Sobre el llamamiento del influyente rabino ultraortodoxo ashkenazi de la corriente lituana, Haim Kanievsky, de reanudar las clases a todas las edades tras el cierre del último mes, Gamzu avisa: «Se trata de una apertura ilegal y peligrosa». La Policía anunció que impuso varias de decenas de multas a directores de varios centros educativos religiosos por abrir sus puertas contradiciendo las normas.
Los expertos avisan que la desescalada debe ser mucho más cautelosa que hace medio año cuando Netanyahu proclamó victoria sobre el virus mientras los ciudadanos aparcaron medidas vitales como llevar mascarilla o mantener distancia al creer haber superado esta nueva plaga.
Al final del primer cierre en primavera, Israel registraba 20 contagios nuevos diarios. Hoy, la cifra gira en torno a 1.500. De ahí que el reto sea mayor también teniendo en cuenta las dificultades de gobernar de una coalición de unidad en la que sus dos cabezas (Netanyahu y el centrista y ministro de Defensa, Benny Gantz) siguen enfrentados. Según un sondeo del canal 12, más del 80% de los ciudadanos cree que el tercer cierre será inevitable.
Con el fin del estado de emergencia especial de las últimas dos semanas, se eliminan también las limitaciones de las manifestaciones. En este periodo, sin embargo, las protestas contra Netanyahu se multiplicaron. Los manifestantes -que anoche volvieron a salir a centenares de cruces, plazas y calles del país incluyendo la residencia oficial del primer ministro en Jerusalén- exigen su dimisión al acusarle de corrupción (el juicio se reanuda en enero), mala gestión ante el virus y dividir a la sociedad.
FIRMA DEL ACUERDO ENTRE ISRAEL Y BAHRÉIN
Como si se tratara de una realidad paralela a la crisis sanitaria y económica causada por el virus y a la polarización interna, representantes israelíes viajaron este domingo por primera vez de forma oficial a Manama para firmar el acuerdo con Bahréin. La normalización de relaciones entre Israel y Bahréin, que emula al anunciado y firmado con Emiratos Árabes Unidos (EAU), se enmarca en los llamados «Acuerdos de Abraham» auspiciados por el presidente estadounidense Donald Trump. De hecho, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y el emisario de la Casa Blanca, Avi Berkowitz, se encontraban en el avión de El Al que llegó a Bahréin con los altos funcionarios israelíes.
Más allá de la alianza estratégica ante el enemigo común iraní, el acuerdo entre Israel y la monarquía de este país árabe incluye cooperación en economía, tecnología, agricultura, turismo, comunicaciones, Medio Ambiente y medicina y el intercambio de embajadores.
SAEB EREKAT, HOSPITALIZADO
El dirigente palestino, Saeb Erekat, que dio positivo por coronavirus hace unos días, ha sido trasladado de urgencia al Hospital Hadassah de Jerusalén. Ante el deterioro de la situación del secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y ex jefe negociador, los palestinos pidieron este domingo a Israel su traslado desde su casa en Jericó e ingreso en el hospital israelí. Erekat, de 65 años, se sometió a un trasplante de pulmón hace tres años por lo que está incluido en el grupo de riesgo.
Fuente: ElMundo.es
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