Las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, construidas a principios del siglo XVI por el sultán turco Suleimán el Magnífico, tienen ocho puertas.
Todas menos una –la Puerta de la Misericordia– siguen en uso y los habitantes de la ciudad y sus visitantes las atraviesan por miles para llegar a sus mercados, lugares santos y enclaves históricos.
Antes de viajar hasta allí conviene adquirir algunos breves conocimientos sobre estas singulares puertas.
Show nocturno de luz y sonido
Además de disfrutar de una comida rica, variada y sabrosa y de las compras, destaca el espectáculo nocturno de luz y sonido en la Torre de David (Puerta de Jaffa). Hay entrada combinada para visitar el museo por el día y el evento por la noche. Permite conocer la historia de Jerusalén en 45 minutos, desde los tiempos de David hasta la creación del estado de Israel.
Otra opción interesante es seguir los pasos de los religiosos que van al Muro a rezar el viernes por la tarde, a la caída del sol.
Puerta de Sión.
Esta puerta, que lleva el nombre bíblico más antiguo de Jerusalén en hebreo y otros idiomas, en árabe recibe el nombre de Puerta del Profeta David, porque la tumba del rey David, en el contiguo Monte Sión, se encuentra solo a unos pasos. La Puerta de Sión lleva directamente a los barrios armenio y judío.
Puerta de las Basuras.
El nombre inusual de esta puerta se deriva de los residuos que se vertían aquí en tiempos antiguos, cuando los vientos predominantes se llevaban los malos olores. En Nehemías 2:13 se menciona una puerta de las basuras que probablemente se encontraba cerca de esta. Esta puerta lleva directamente al Muro Occidental y al Parque Arqueológico del Muro sur.
Puerta Dorada.
Esta puerta abierta en el muro del Monte del Templo oriental posiblemente sea la más conocida de todas. También se la denomina Puerta de la Misericordia o Puerta del Este, lleva varios siglos sellada y se dice que está a la espera de un milagro cuando el Mesías regrese y resuciten los muertos.
Puerta de los Leones.
El nombre de esta puerta se debe a las dos esculturas de animales de aspecto feroz que la flanquean. En realidad son tigres, el símbolo heráldico del sultán Beybars del siglo XIII. También se llama Puerta de San Esteban,por el mártir cristiano que, según la tradición, fue lapidado cerca de aquí. La Puerta de los Leones da acceso a las Piscinas de Bethesda, a la Vía Dolorosa y a los mercados. Se hizo célebre durante la Guerra de los Seis Días.
Puerta de Herodes.
A pesar de su nombre, el renombrado rey judío no tuvo nada que ver con esta puerta. En árabe y hebreo se llama Puerta de las Flores. Mira hacia el norte y da acceso a los mercados de la Ciudad Vieja. Algunos sostienen que el nombre se debe a un rosetón que hay tallado encima de ella. Sin embargo, hay una palabra parecida en árabe que significa despertar, que podría referirse al cementerio cercano y a la esperanza de resurrección.
Puerta de Damasco.
Es la más imponente de las puertas de Jerusalén. También mira al norte y su nombre es en honor de la gran ciudad de la que vinieron, en tiempos, los gobernantes de Jerusalén. Siempre está llena de gente por los bulliciosos mercados que hay en el interior. Debajo de la puerta del siglo XVI, los arqueólogos han descubierto parte de la puerta construida por el emperador Adriano en el siglo II EC (era común).
Puerta Nueva.
Es la única entrada a la Ciudad Vieja que no forma parte del diseño original de las murallas del siglo XVI. Se abrió en los primeros tiempos del Imperio otomano para permitir que los peregrinos cristianos accediesen mejor a sus lugares santos situados en el interior de las murallas.
Puerta de Jaffa.
Era el destino de los peregrinos cristianos y judíos que desembarcaban en el puerto de Jaffa, y de aquí su nombre. Entonces como ahora, lleva directamente a los barrios judío y cristiano, así como a las partes más populares del mercado y al Museo de la Torre de David, que fuera la ciudadela de Jerusalén y hoy expone su historia.
Fuente: Destinos.El Periódico