Dos importantes diarios estadounidenses citan actas de las reuniones secretas de Sinwar para revelar por ejemplo cómo logró engañar a Israel de que quería calma y por qué aplazó el ataque previsto en 2022.
Por Sal Emergui
Las actas secretas de diez reuniones del foro más restringido y blindado de Hamas liderado por Yahya Sinwar revelan los entresijos y las motivaciones de lo que diseñó como «Gran Proyecto» y ejecutó el 7 de octubre del 2023. La documentación confirma el fracaso de Israel, que cayó en la estudiada trampa de Sinwar, quien le hizo creer que no quería un enfrentamiento a gran escala y desmiente la versión de Irán de que no conocía de antemano los planes del ataque del grupo islamista.
Los documentos encontrados por el ejército israelí en la Franja de Gaza –revelados y verificados con miembros y expertos de Hamas por parte del New York Times– arrojan luz sobre el ataque sin precedentes que Sinwar aplazó para intentar convencer a Irán y Hizbulá de sumarse en sus primeras horas.
La documentación hallada en un ordenador en un búnker del grupo integrista en Jan Yunis confirma que uno de los objetivos de Sinwar, más allá de «aplastar» a Israel, era frustrar los esfuerzos para la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí.
Citando 59 páginas de cartas y documentos en árabe que llegaron a sus manos, el Washington Post señala por su parte que el ataque podría haber sido aún más letal ya que Sinwar planeaba una ola de acciones terroristas incluyendo por ejemplo atentar contra un emblemático rascacielos en Tel Aviv (Torres Azrieli) al estilo del atentado del 11-S en Nueva York.
En una carta escrita en junio del 2021, Sinwar pide a dirigentes iraníes, incluyendo el líder supremo Ali Jamenei, apoyo económico y militar adicional con la promesa de que así podría lograr la destrucción de Israel en dos años. «Les prometemos que no perderemos ni un minuto ni un centavo a menos que nos lleve a lograr este objetivo sagrado», reza una misiva con la supuesta firma de Sinwar y otros cinco dirigentes de Hamas.
Diez años antes, Sinwar volvía a Gaza junto a otros 1.027 presos palestinos en el canje por el soldado israelí Gilad Shalit secuestrado cinco años antes. Entonces ya estaba claro que alguien con tanta ambición y extremismo haría todo lo posible para tomar las riendas de Hamas. La duda era si pretendía limitarse a gobernar el enclave palestino bajo control islamista desde 2007 o lo pondría en peligro en pos de un ataque total y suicida. Su unidad de élite Nuhkba respondió a la pregunta a las 6.29 de la mañana del 7-O cuando inició la invasión de decenas de localidades, bases y un festival de música en el sur de Israel.
A través de las actas de encuentros del círculo más íntimo de Sinwar, el NYT revela que desde 2021 Sinwar hizo todo lo posible para evitar escaladas con Israel y así seguir preparando el sorpresivo golpe. «Hay que mantener al enemigo convencido de que Hamas en Gaza quiere calma», dijeron en mayo del 2023 mostrando su satisfacción de que las tensiones en Ramadán no desataron un enfrentamiento que hubiera frustrado sus planes.
«Necesitamos controlar el comportamiento de Yihad Islámica y otras facciones para que no recurramos a provocaciones que puedan arruinar nuestro proyecto», reza el protocolo de la reunión concluyendo que Hamas intentaría transmitir la impresión de que «Gaza quiere vida y crecimiento económico». Efectivamente, Israel estaba convencido de que Hamas estaba disuadido. Tampoco tomó con seriedad el documento secreto de Hamas, obtenido en abril del 2022, sobre el plan del ataque porque pensó que no puede o no quiere hacerlo.
Sinwar admitió que la respuesta militar israelí supondría «sacrificios» aparentemente en alusión a la Franja de Gaza que hoy y con una enorme destrucción cuenta con más de 42.000 muertos. Sinwar puede presumir del daño propinado a Israel desde el 7-O (1.700 muertos y 250 secuestrados, entre los que mantiene a 101 en sus manos) y de seguir vivo en contraste con el resto de la cúpula de Hamas.
El ataque estaba previsto en otoño del 2022 pero Sinwar decidió aplazarlo para convencer a Irán y Hizbulá de sumarse a los ataques. En julio del 2023, su número dos Jalil Al Haya, se reunió en Líbano con un comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Mohamed Said Izadi, para pedirle que ataque «lugares sensibles en la primera hora» de la invasión de Hamas. Izadi respondió que Irán acoge con satisfacción el plan pero que necesita tiempo.
La delegación iraní en la ONU lo niega: «Toda la planificación, la toma de decisiones y la dirección fueron ejecutadas exclusivamente por el ala militar de Hamás con base en Gaza. Cualquier afirmación que intente vincularlo con Irán o Hizbulá carece de credibilidad y proviene de documentos inventados».
Teherán arma a Hamas, Hutíes, Hizbulá y otras milicias pero atacó directamente a Israel solo en abril en respuesta a la muerte de varios oficiales de la Guardia Revolucionaria en un ataque en Damasco. Hizbulá inició sus ataques de apoyo al día siguiente de la infiltración yihadista en el sur de Israel.
Sinwar no tenía claro si lanzar el ataque el 25 de septiembre (Yom Kipur cuando Israel se paraliza) o el 7 de octubre (festividad judía de Simja Torá). Sí que debía ser antes de acabar el 2023, según las revelaciones, para aprovechar las acciones del Gobierno de Benjamín Netanyahu (en torno a su iniciativa de reforma judicial) que potenciaban la división interna y adelantarse al debut operacional del sistema defensivo basado en láser previsto en 2024.
Fuente: ElMundo.es
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