Los candidatos son el egipcio Khaled el-Enany, quien aspira a ser el primer líder árabe de la agencia, y el congoleño Firmin Matoko, quien busca alejarse de las tensiones políticas tras la retirada estadounidense.
Firmin Edouard Matoko a la izquierda y Khaled el-Enany a la derecha
Un profesor de antigüedades egipcio y exministro de turismo se enfrenta a un economista congoleño que promovió la escolarización en campos de refugiados en la carrera por convertirse en el nuevo director de la UNESCO.
Quien gane heredará un organismo mundial afectado por la reciente decisión de la administración Trump de retirar a Estados Unidos de la UNESCO, lo que presagia un gran déficit presupuestario en la agencia, conocida por sus sitios de Patrimonio Mundial en todo el mundo.
El consejo ejecutivo de la UNESCO comienza a votar el lunes para recomendar a Khaled el-Enany o a Firmin Édouard Matoko para el puesto de director general. Se espera que la decisión del consejo, que representa a 58 de los 194 estados miembros de la agencia, sea finalizada por la asamblea general de la UNESCO el próximo mes.
Ambiciones nobles y problemas persistentes
Además de seleccionar y proteger los sitios y tradiciones del Patrimonio Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, con sede en París, trabaja para garantizar la educación de las niñas, promueve la concienciación sobre el Holocausto y financia la investigación científica en países en desarrollo, entre otras actividades.
La directora saliente de la UNESCO, Audrey Azoulay —la primera judía en ocupar el cargo— lideró un esfuerzo de alto perfil para reconstruir la antigua ciudad iraquí de Mosul después de que fuera devastada por el grupo Estado Islámico.
La UNESCO también se ha visto plagada durante mucho tiempo de acusaciones de mala gestión y despilfarro.
Trump argumentó que la agencia, que votó en 2011 a favor de admitir a Palestina como miembro, está demasiado politizada y es antiisraelí. Mientras tanto, los partidarios estadounidenses de la UNESCO afirman que retirar el apoyo de Washington permite a China desempeñar un papel desproporcionado en el organismo mundial.
Israel ha acusado a la organización de tener prejuicios contra el Estado judío y de menoscabar su conexión con Tierra Santa. Israel también se opuso a que la UNESCO aceptara a Palestina como Estado miembro.
Mientras tanto, la votación se produce en un momento en que todo el sistema de la ONU, con 80 años de historia, se enfrenta a dificultades financieras y a una creciente división por las guerras en Gaza y Ucrania.
El candidato favorito quiere ser el primer líder árabe de la UNESCO.
El-Enany trabajó como guía turístico en sitios del antiguo Egipto, obtuvo un doctorado en Francia y fue ministro de Turismo y de Antigüedades de Egipto.
Los países árabes llevan mucho tiempo deseando liderar la UNESCO, y se considera que El-Enany tiene buenas posibilidades de lograrlo. La Unión Africana y la Liga Árabe se encuentran entre los países que han expresado su apoyo a su candidatura.
Se espera que se centre en los programas culturales de la UNESCO si es elegido, y se ha comprometido a continuar la labor de la UNESCO para combatir el antisemitismo y la intolerancia religiosa. Israel dejó la UNESCO a finales de 2018.
Si bien carece de experiencia en la ONU, quienes lo apoyan afirman que esto podría ayudarle a tomar decisiones difíciles en materia de reformas.
El candidato congoleño busca calmar las tensiones.
El candidato de la República del Congo, Firmin Matoko, de 69 años, dedicó la mayor parte de su carrera a la UNESCO, incluyendo estancias en Ruanda poco después del genocidio, durante las negociaciones de paz en El Salvador y en otros lugares.
Afirma que quiere que la UNESCO se aleje de las tensiones políticas y se centre en soluciones técnicas. Describió cómo ayudó a capacitar a docentes en un campo de refugiados en Somalia en la década de 1990 y cómo se reunió con una de ellas años después, cuando se convirtió en ministra de Educación. Esa, afirma, es una de las razones por las que la UNESCO es importante.
Afirma estar dispuesto a recortar empleos o programas si es necesario, y promete «rigor presupuestario».
Al igual que el-Enany, quiere atraer más fondos del sector privado para compensar la pérdida de financiación estadounidense y de otros países, especialmente de las economías emergentes de los países BRICS.
Al mismo tiempo, afirmó: «Haré todo lo posible para que Estados Unidos regrese, teniendo en cuenta lo que reprochan a la UNESCO».
Fuente: TheTimesofIsrael- Traducido por UnidosxIsrael
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