Análisis: El ejército lanza una operación gradual con puntos de escalada, lo que deja margen para un acuerdo con Hamás antes de una ofensiva terrestre total; la ausencia de un llamado masivo a filas de reservistas indica que aún queda tiempo; miles de operativos de Hamás probablemente huyeron a túneles, mientras que los rehenes siguen en peligro.

Dos días después de que el miembro de la Knesset Gadi Eisenkot revelara que más de 25.000 terroristas armados siguen activos en las brigadas de Hamás y la Jihad Islámica Palestina (PIJ) —e instara al gobierno a centrarse nuevamente en el logro de los objetivos de la guerra— las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron un nuevo ataque sobre la Franja de Gaza durante la noche del martes.
En esta etapa, la operación se parece a rondas de escalada anteriores que precedieron a la masacre del 7 de octubre, más que a los combates sostenidos vistos en fases anteriores de la guerra.
A diferencia de anteriores días de intenso combate, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no han proporcionado al público detalles sobre los objetivos de la operación, qué esperar a continuación ni los posibles riesgos para las docenas de rehenes que aún se encuentran en poder de Hamás.
La renovada ofensiva incluyó decenas de ataques aéreos y navales, llevados a cabo con aviones de combate, helicópteros y drones. Los objetivos principales fueron operativos de Hamás y figuras políticas de alto rango, así como túneles, plantas de producción de armas y depósitos de armas.
Los funcionarios de seguridad describen la operación como un evento continuo, lo que significa que avanzará o se detendrá por etapas, dependiendo de los acontecimientos en los próximos días. Este enfoque deja margen para que Hamás decida si acepta la propuesta de alto el fuego presentada por el enviado estadounidense Steve Witkoff. Se espera que el acuerdo incluya la liberación de unos 10 rehenes a cambio de varias semanas de calma y la reanudación del ingreso de ayuda humanitaria a Gaza.
Las siguientes fases de la operación, preparadas por el Comando Sur, incluyen la intensificación de los ataques aéreos y el traslado de la población civil fuera de las zonas fronterizas, una medida que las FDI ordenaron nuevamente a los residentes el martes por la mañana, lo que marca la enésima orden de evacuación en el último año y medio.
Sin embargo, la escalada más significativa sería el retorno total al combate terrestre, una medida que requiere la aprobación de los líderes políticos israelíes. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ya ha comenzado a señalar esta posibilidad durante una visita a la base aérea de Tel Nof tras la operación aérea nocturna.
“Hamás debe comprender que las reglas del juego han cambiado: si no libera de inmediato a todos los rehenes, se abrirán las puertas del infierno y se enfrentará a toda la fuerza de las FDI por aire, mar y tierra, hasta su completa destrucción”, declaró Katz durante una visita al 133.º Escuadrón. “No cesaremos la lucha hasta que los rehenes sean devueltos a casa y se elimine toda amenaza para los residentes del sur”.
En su discurso inaugural, el nuevo Jefe de Estado Mayor de las FDI, Eyal Zamir, reconoció que el objetivo principal de derrotar militarmente a Hamás aún no se ha logrado y que el grupo mantiene el control de Gaza, tanto militar como administrativamente.
Miles de operativos de Hamás que se habían posicionado cerca de las fuerzas israelíes a lo largo de la zona de amortiguación en las últimas semanas, protegidos del fuego de las FDI debido a las restricciones del alto el fuego, probablemente se retiraron el martes por la mañana, ya sea a búnkeres subterráneos o a zonas densamente pobladas. Las FDI estiman que será necesaria una evaluación operativa detallada para determinar cuántos de los cientos de habitantes de Gaza muertos en los últimos ataques eran en realidad miembros de Hamás o de la Yihad Islámica.
Los oficiales militares son conscientes de que la legitimidad pública para la continuación de las operaciones ha cambiado en comparación con los primeros meses de la guerra, y que esto podría influir en decisiones futuras. A diferencia del inicio de la guerra, los reservistas ya no necesitan razones ideológicas para evitar presentarse al servicio; muchos ya enfrentan limitaciones financieras y familiares, una realidad bien comprendida por los comandantes de unidad.
A esta complejidad se suman consideraciones políticas, como las afirmaciones de la oposición de que el momento de la operación está vinculado a la próxima votación del presupuesto estatal y al interés del primer ministro Benjamin Netanyahu en reincorporar a Itamar Ben-Gvir a la coalición.
Mientras tanto, el gobierno sigue impulsando leyes de exención militar exigidas por partidos ultraortodoxos, y exrehenes y sus familias presionan a las autoridades para que no pongan en peligro a quienes aún se encuentran retenidos en Gaza.
El mes pasado, el gobierno autorizó a las FDI a removilizar a cientos de miles de reservistas bajo el mismo «llamado a filas de emergencia de duración indefinida» (Tzav 8) utilizado al inicio de la operación terrestre.
Sin embargo, los oficiales de las FDI han dejado claro a los líderes políticos que, debido al cansancio y la presión económica, la participación de los reservistas ha disminuido significativamente en comparación con los primeros meses de la guerra, promediando ahora entre el 60 % y el 80 %, un factor que debe considerarse en cada etapa de la escalada.
Como reflejo de esta realidad, las FDI no llamaron a filas a los reservistas de inmediato, lo que indica que la siguiente fase de la lucha no es inminente. El hecho de que solo se impusieran restricciones civiles en la región fronteriza de Gaza y que las escuelas cerraran solo en esas zonas sugiere además que Israel no se precipita a un combate a gran escala y que aún permite margen para un posible alto el fuego o un acuerdo sobre la toma de rehenes.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) también han advertido a los líderes sobre los riesgos para los rehenes restantes, enfatizando que el ejército está tomando precauciones extremas para evitar ataques que puedan ponerlos en peligro. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, ningún oficial militar o político está dispuesto a garantizar que la reanudación de los combates no ponga en riesgo a los rehenes, ya sea por ejecuciones ordenadas por Hamás o por un ataque israelí imprevisto cerca de sus posiciones.
Fuente: Ynet- Traducido por UnidosxIsrael
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