La reubicación sin precedentes de la tradicional sala del Gabinete en la Oficina del Primer Ministro se produjo en respuesta directa al ataque con aviones no tripulados de Hezbolá a la residencia privada del Primer Ministro Benjamin Netanyahu y las posteriores advertencias de inteligencia sobre amenazas crecientes contra funcionarios del gobierno.
El gobierno israelí adoptó el lunes la medida extraordinaria de convocar su reunión semanal de gabinete en una instalación subterránea fortificada en Jerusalén, lo que marca lo que los funcionarios de seguridad llamaron una «nueva realidad» en la protección de los altos dirigentes del país. La reubicación sin precedentes de la tradicional sala del gabinete en la Oficina del Primer Ministro se produjo en respuesta directa al ataque con aviones no tripulados de Hezbolá de la semana pasada contra la residencia privada del Primer Ministro Benjamin Netanyahu en Cesarea y las posteriores advertencias de inteligencia sobre las elevadas amenazas contra los funcionarios del gobierno. En una medida que refleja el estado de alerta intensificado, se notificó a los ministros del lugar seguro apenas horas antes de la sesión y se les ordenó explícitamente que llegaran sin su personal superior, una ruptura drástica con la práctica gubernamental estándar.
Fuentes de seguridad familiarizadas con el incidente del dron de la semana pasada revelaron nuevos detalles sobre la sofisticación del ataque al complejo de Cesarea de Netanyahu. El dron guiado con precisión que impactó la ventana del dormitorio del primer ministro fue parte de un ataque coordinado con tres drones calibrados específicamente para penetrar los sistemas de defensa de la residencia. Los escombros del impacto fueron recuperados posteriormente de la piscina del complejo y del perímetro de seguridad circundante, según funcionarios informados sobre la investigación que hablaron bajo condición de anonimato debido a la naturaleza sensible de la evaluación de seguridad en curso.
Las preocupaciones del establishment de seguridad se vieron amplificadas aún más por la presentación de severas acusaciones en el Tribunal de Distrito de Haifa contra siete ciudadanos israelíes de la región norte. Los acusados están acusados de operar una sofisticada red de inteligencia iraní, lo que marca uno de los casos de contraespionaje más importantes de los últimos años. Los cargos incluyen colaboración en tiempos de guerra con una entidad enemiga y transmisión de información clasificada, delitos que conllevan importantes penas de prisión según la ley israelí. Los fiscales estatales han solicitado una detención prolongada, citando las graves implicaciones para la seguridad nacional.
Según la acusación, los presuntos agentes funcionaban dentro de una red meticulosamente estructurada bajo la supervisión directa de Irán, llevando a cabo extensas operaciones de vigilancia durante un período de dos años. Sus actividades documentadas incluían la recopilación sistemática de inteligencia y la fotografía detallada de activos militares estratégicos, incluidas las bases de la Fuerza Aérea israelí en Nevatim y Ramat David, el cuartel general de defensa fuertemente custodiado de Kirya en Tel Aviv, despliegues de baterías antimisiles Iron Dome y numerosas otras instalaciones de seguridad clasificadas en todo el país.
Fuente: IsraelHayom- Traducido por UnidosxIsrael
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