Un amplio abanico de nuevos partidos, algunos liderados por destacados exfuncionarios, podría influir en si la oposición desbanca a Netanyahu o si este vuelve a ganar la reelección.
Las próximas elecciones israelíes, programadas para finales de octubre de 2026, podrían estar aún a casi un año de distancia. Pero, en muchos sentidos, el país ya está en plena carrera.
Se han registrado al menos 11 nuevos partidos políticos, los socios de coalición están maniobrando y la oposición busca una vez más una fórmula para derrocar al primer ministro Benjamin Netanyahu y a su partido derechista, el Likud.
El actual gobierno asumió el poder durante la última semana de 2022, desplazando a la amplia coalición liderada por Naftali Bennett y Yair Lapid, que había puesto fin brevemente a 12 años consecutivos de gobierno de Netanyahu. Originalmente compuesta por el Likud y varios partidos de extrema derecha y ultraortodoxos, hasta ahora se ha mantenido unida durante un período de tres años de una agitación sin precedentes.
Estaba en el poder durante el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023, el peor en la historia de Israel, y la polémica guerra de dos años en Gaza que le siguió. Enfrentó protestas generalizadas en todo el país, primero oponiéndose a sus controvertidos planes de reformar los tribunales, y luego exigiendo un acuerdo con Hamás para liberar a los rehenes retenidos por grupos terroristas en Gaza.
Un asunto aparte —las demandas de los jaredíes de una ley que exima del reclutamiento a los estudiantes de yeshivá— ha representado quizás la amenaza más grave para el gobierno. El partido ultraortodoxo Judaísmo Unido de la Torá abandonó la coalición en protesta este verano, dejándola sin mayoría parlamentaria. Shas, el partido sefardí jaredí, también ha dado pasos para retirarse.
La oposición fragmentada, compuesta por una mezcla de partidos de izquierda, centro, derecha y árabes, ha capeado sus propios obstáculos. Algunas facciones se han unido al gobierno y otras lo han abandonado. Un partido que antaño lideraba las encuestas de opinión se ha desintegrado, mientras que otros se han formado. El político considerado el rival más creíble de Netanyahu ni siquiera es miembro de la Knéset.
Las frecuentes encuestas electorales israelíes, famosas por su poca fiabilidad, muestran un panorama político volátil, especialmente tras el reciente acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes en Gaza. Ya sea que las próximas elecciones se celebren en los próximos meses o dentro de un año, aquí están los nuevos partidos y las nuevas tramas a las que hay que prestar atención.
Tres candidatos a seguir
Entre la concurrida contienda, varias figuras importantes se han sumado a la contienda con nuevos partidos políticos: Bennett, el exjefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) Gadi Eisenkot y el exministro de Comunicaciones Yoaz Hendel.
Sus decisiones —ya sea presentarse en solitario, unir fuerzas o integrarse en partidos más grandes— podrían definir si el bloque anti-Netanyahu finalmente supera años de división interna y (de nuevo) desbanca al veterano primer ministro.
Bennett, un antiguo aliado convertido en adversario de Netanyahu que abandonó la política tras la disolución de su coalición en 2022, ha atraído más atención que nadie. Ha sido un crítico constante del gobierno, reprendiéndolo en particular por no aprobar una ley que obligue al servicio militar haredí.
Esta primavera, lanzó formalmente un nuevo partido, provisionalmente llamado Bennett 2026. Aún no ha presentado una plataforma ni una lista de candidatos, pero las encuestas han mostrado sistemáticamente que competiría con el Likud por la mayoría de los votos.
Naftalí Bennett
En los últimos meses, Bennett ha intentado unificar a la oposición, reuniéndose con varios líderes anti-Netanyahu con el objetivo de formar un «gran partido» que pueda derrotar a la coalición actual. También ha dicho que, de ser elegido, perseguiría el ambicioso objetivo —y hasta ahora no alcanzado— de promulgar una constitución israelí, así como límites de mandato.
Un bombazo político se produjo cuando Eisenkot, anteriormente número dos de la facción centrista Azul y Blanco, se separó y posteriormente anunció la formación de su propio partido en septiembre, llamado «¡Yashar! Con Eisenkot». La palabra puede significar «directo», «honesto» o «adelante», según el contexto.
La separación se produjo después de que Eisenkot, quien perdió a un hijo en los combates de Gaza, se convirtiera en uno de los críticos más abiertos de la gestión de la guerra por parte del gobierno. El exministro de asuntos religiosos, Matan Kahana, también abandonó Azul y Blanco para unirse al nuevo partido de Eisenkot. Las deserciones han sumido en una crisis a su antiguo partido, que lideraba las encuestas de opinión poco después del ataque del 7 de octubre.
Se rumorea que Eisenkot está tanteando una posible fusión con un partido ya existente. Ya se ha reunido con Bennett, así como con Lapid, actual líder de la oposición y presidente del partido centrista Yesh Atid.
Yoaz Hendel
Hendel, quien al igual que Bennett se retiró de la política en 2022, también regresó a la cancha en septiembre con HaMiluimnikim («Los Reservistas»), un partido centrado en los reservistas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), sus familias y voluntarios civiles. A diferencia de otras figuras de la oposición, Hendel, exministro de Comunicaciones de centroderecha, no ha descartado una alianza con el Likud de Netanyahu.
Para la oposición, lo que está en juego parece claro: políticos y analistas sugieren que la coordinación entre Bennett, Eisenkot, Hendel y el conjunto de partidos anti-Netanyahu existentes podría generar una alternativa creíble al primer ministro. El fracaso conlleva el riesgo de que los partidos de oposición más pequeños reciban muy poco apoyo para entrar en la Knéset, desperdiciando sus votos y facilitando la reelección de Netanyahu, similar al escenario que se desarrolló en 2022.
El profesor Ofer Kenig, profesor titular del Ashkelon Academic College e investigador del Israel Democracy Institute, prevé que los partidos de la oposición se consoliden para evitar ese resultado.
«Se pueden imaginar todo tipo de combinaciones, pero me cuesta creer que se presenten por separado», afirmó. Los partidos anti-Netanyahu, añadió, han «aprendido la lección» y están «mejor preparados y más coordinados que la última vez».
Gadi Eisenkot
¿Para qué, entonces, registrar un nuevo partido? Según Kenig, registrar nuevos partidos suele ser una decisión táctica, que busca menos competir de forma independiente que generar influencia.
“Una vez registrado un partido, se puede negociar con éxito con otros partidos y formar listas conjuntas. Si ya se tiene un partido con nombre y cierta fuerza, se puede negociar”, dijo. “Si no se registra un partido a tiempo, se depende de la buena voluntad de los partidos existentes”.
El cálculo de Netanyahu
Mientras la oposición trabaja para consolidar nuevos partidos antes de la convocatoria de elecciones, el gobierno actual no está especialmente preocupado por el surgimiento de un bloque opositor unificado, según una fuente de la coalición. Desde la perspectiva de Netanyahu y sus aliados, el surgimiento de aún más partidos de oposición solo puede ser positivo.
“La idea principal es que no se producirán fusiones y que [la oposición] irá a las elecciones con muchos partidos escindidos que no superarán el umbral”, dijo la fuente.
A diferencia de la oposición, donde los nuevos partidos tienden a florecer como flores silvestres en primavera, la estrategia de la coalición es trabajar en la dirección opuesta, fusionando partidos más pequeños en listas unificadas que casi con seguridad entrarán en la Knéset.
Por ejemplo, la fuente afirmó que se están realizando esfuerzos para apuntalar el partido Sionismo Religioso del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que según muchas encuestas no logrará entrar en la Knéset. Según la fuente, Smotrich probablemente se verá «obligado» a presentarse de nuevo con el partido Otzma Yehudit del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. En 2022, los dos partidos de extrema derecha unieron fuerzas y obtuvieron 14 escaños, la tercera mayor cantidad de cualquier lista.
La coalición también espera marginar a Avi Maoz, un político anti-LGBT que se presentó con la lista de extrema derecha, pero que posteriormente abandonó la coalición, según la fuente, calificando a Maoz de «pérdida de votos».
Se ha especulado con la posibilidad de que Netanyahu también intente impulsar la formación de nuevos partidos satélite de derecha, liderados por figuras como los exgenerales Ofer Winter y Dedi Simchi, pero hasta el momento no se ha materializado nada en ese sentido.
El factor árabe
Otra variable potencialmente decisiva en las próximas elecciones es si los partidos árabes unen fuerzas. Los cuatro partidos árabes —Hadash (que también cuenta con un diputado judío), Ra’am, Ta’al y Balad— mantienen conversaciones para revitalizar su antiguo bloque de la Lista Conjunta antes de las próximas elecciones.
En su apogeo en 2020, la lista unificada obtuvo 15 escaños y se convirtió en el tercer bloque más grande de la Knéset. En las elecciones de 2022, se presentaron por separado, y Balad obtuvo más de 100.000 votos, pero no alcanzó el umbral electoral, asestando un duro golpe a los partidos anti-Netanyahu.
Un partido árabe solo ha formado parte de la coalición una vez en las últimas décadas, cuando el islamista Ra’am se unió al gobierno de Bennett-Lapid de 2021-2022.
En esta ocasión, Kenig afirmó que sigue siendo extremadamente improbable que figuras de la oposición de derecha o centroderecha como Bennett y Avigdor Liberman, de Yisrael Beytenu, acepten la incorporación de un partido árabe al gobierno.
“Bibi sabe que no existe un escenario en este momento en el que gane fácilmente las elecciones. Su objetivo es asegurarse de que la oposición no alcance los 61 escaños sin el apoyo de los partidos árabes”, declaró Kenig.
Sin embargo, los partidos árabes también han desempeñado un papel clave en el pasado al impedir que Netanyahu consiga una mayoría parlamentaria, y su éxito a la hora de movilizar la participación electoral árabe podría “dificultar que Bibi forme gobierno y se mantenga en el poder”, añadió Kenig.
Un nuevo partido podría influir en las posibilidades de las facciones árabes. Avi Shaked, empresario y exdiputado laborista, lanzó un partido conjunto árabe-judío en junio, junto con Dirar Amreikh de Tamra y el estratega Yoram Dori. Llamado «Juntos Triunfaremos», el partido pretende presentar una lista de candidatos mitad judíos y mitad árabes, y también promete paridad de género. Su objetivo declarado es aumentar la participación árabe en el proceso político y garantizar que los partidos árabes formen parte de cualquier futura coalición de gobierno.
A Shaked no le preocupa que el nuevo partido pueda desviar votos de los partidos árabes existentes, impidiéndoles entrar en la Knéset.
«Nuestro objetivo es unir a los partidos árabes y aumentar la participación electoral árabe, lo cual no perjudica en absoluto a la oposición», declaró a The Times of Israel.
Partidos nuevos, de nicho y simbólicos
Más allá de Bennett, Eisenkot y Hendel, el panorama político israelí está salpicado de docenas de partidos más pequeños, la mayoría de los cuales probablemente no cambiarán el cálculo electoral, pero aun así ofrecen una idea de cómo podrían estar soplando los vientos políticos.
Se sigue especulando sobre la posibilidad de que Standing Together, el grupo activista judeoárabe con más de 5.000 miembros, que se ha convertido en la organización de protesta contra la guerra más destacada del país tras el atentado del 7 de octubre, pueda formar su propio partido político. Por su parte, el grupo ha declarado que seguirá siendo un movimiento de base no parlamentario.
Otros partidos más pequeños incluyen Fuerza para la Igualdad en el Servicio, fundado por la exdiputada centrista Einat Wilf; el partido libertario de derecha Zehut (Identidad) del exdiputado del Likud Moshe Feiglin; y un partido conservador fundado por el inmigrante italiano Jonathan Pacifici.
Otros con nombres un poco más complejos incluyen el Movimiento Hebreo – Roca de Israel, Unidad por Israel como una Persona con un Corazón y el Partido por el Amor y la Unidad de Israel y los Judíos del Mundo.
“Registrar un partido aquí no cuesta mucho; es más bien un pasatiempo”, dijo Kenig, previendo que surgirán muchos más partidos nuevos durante el próximo año, la mayoría con escasas posibilidades de éxito.
Fuente: TheTimesofIsrael- Traducido por UnidosxIsrael
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