Cada vez son más los palestinos hartos de sus líderes.
Por Jaled Abu Toameh
Todos los indicios apuntan a que el jeque Abdulá Tamimi, que proviene de un influyente clan de Hebrón, es un palestino extraordinariamente singular y valiente. Su valentía no reside sólo en haber rescatado a un niño de una casa en llamas, y su singularidad no se debe únicamente a haber donado su sueldo a un orfanato.
La valentía y el carácter excepcional de Tamimi quedaron demostrados en un ámbito distinto:participó hace poco en un seminario organizado por los residentes judíos del asentamiento de Efrat, en Gush Etzión (al sur de Jerusalén). El seminario se organizaba bajo el lema Relaciones entre los judíos y los árabes en Gush Etzión. También asistió otro valiente palestino, Jaled abu Awad, director general del Foro de las Familias, una asociación cívica israelo-palestina que promueve la reconciliación como alternativa al odio y la venganza.
Gracias a este valeroso gesto, Tamimi ha sido repudiado por su clan. Esta es una de las formas de castigo más humillantes en los sistemas tribales: el individuo pierde el apoyo y la protección del clan y sufre el boicot social; para él, las bodas y los funerales se convierten en acontecimientos muy solitarios. Además, Tamimi es tachado de “traidor” y de “colaborador” con Israel.
Tamimi participó en el seminario, sí. Pero eso no es todo. Se llevó con él a varios palestinos de la ciudad de Yata, en la región de Hebrón, y del campo de refugiados de Yelazún, situado cerca de Ramala.
Los encuentros entre colonos judíos y palestinos no son algo inusitado. Miles de palestinos trabajan en la mayor parte de los asentamientos, y muchos otros tienen relaciones estrechas con los colonos y hacen negocios con ellos a diario. A estos palestinos no podría interesarles menos el movimiento que pide el boicot contra Israel o las organizaciones antinormalización que operan en la Margen Occidental.
Para ellos, la necesidad de ganar el pan de sus familias pesa mucho más que las voces que piden el boicot y la desinversión. Estos palestinos corrientes luchan por sacar sus vidas adelante sin miedo a las amenazas de los activistas pro boicot.
Tamimi y sus compañeros no creen en los boicots ni en las desinversiones. Están convencidos de que se puede lograr la paz verdadera mediante el diálogo de los palestinos con todos los israelíes, no sólo con aquellos adscritos a la izquierda. La izquierda israelí –sostienen– no tiene el monopolio sobre la consecución de la paz.
Para Tamimi, la verdadera paz empieza con la gente, mediante la cooperación económica y la mejora de las condiciones de vida de los palestinos. Esto –explica– es más importante que hablar de la fundación de un Estado palestino, algo que, a su juicio, no es una opción realista en las actuales circunstancias.
En su discurso en el seminario, Tamimi señaló que la paz y la tranquilidad no siempre proceden de los pacifistas y los izquierdistas. “En nuestro trabajo, buscamos a la derecha de Israel, a la línea dura de la sociedad y las colonias israelíes, para sentarnos a hablar con ellos”, dijo. “Hay muchas cosas que deben saber sobre el islam y el Corán. Este diálogo sería la base de cualquier solución futura”.
Tamimi, insistiendo en que el conflicto israelo-palestino es político y no religioso, le dijo a su audiencia israelí que muchas organizaciones palestinas que dicen representar al islam no son verdaderamente representativas del islam. “Están usando el islam como puente para alcanzar sus objetivos, pero en realidad no representan al islam”, remarcó. Tamimi se estaba refiriendo claramente a Hamás y a otros grupos palestinos islamistas radicales, aunque no los citó por sus nombres.
Tamimi reveló que en estos momentos está en contacto con trece destacados clérigos islámicos en la Margen Occidental y la Franja de Gaza para abordar las necesidades humanitarias diarias de la población palestina y llamar la atención al respecto. “Las necesidades humanitarias de la población son nuestra primera prioridad”, dijo. “No queremos derramamientos de sangre. Tenemos necesidades que estamos reclamando con todos los métodos disponibles”. Cree que tanto los israelíes como los palestinos deberían invertir en el diálogo, especialmente entre los líderes religiosos de ambas partes, para hablar de intereses comunes. “Tenemos que sentarnos unos con otros y entendernos”, añadió. “Eso ayudará a los líderes a tomar decisiones. Queremos que ambos pueblos tengan una vida digna”.
Tamimi no está predicando en el desierto. Representa a un número cada vez mayor de palestinos que han perdido la confianza en la capacidad de sus líderes para mejorar sus condiciones de vida y alcanzar la paz y la estabilidad en la región. Estos palestinos defienden la idea de la paz económica entre los dos pueblos, un concepto que va contra las ideas de los defensores de la antinormalización y otros en Occidente que evidentemente están actuando contra los verdaderos intereses de los palestinos al promover el boicot y la desinversión contra Israel.
Irónicamente, mientras que los que quieren destruir a Israel están haciendo campañas por el boicot, cada vez más palestinos están marchando en la dirección opuesta.
Tamimi no es un palestino corriente. Además de ser un clérigo islámico, también pertenece a uno de los mayores clanes de Hebrón. En estos días de incitación y adoctrinamiento constantes por parte de Hamás y la Autoridad Palestina (PA), es refrescante ver y escuchar a un clérigo islámico que se yergue y pronuncia auténticas palabras de paz. Los únicos clérigos islámicos que hemos visto en los últimos años son los que predican el odio contra Israel, los judíos y los “infieles”.
Pero, por supuesto, la audaz postura de Tamimi tiene un precio. Poco después de que aparecieran las noticias sobre el seminario y los comentarios de Tamimi en el Canal 10 de la televisión israelí, un hombre que decía ser el líder (mujtar) del clan Tamimi emitió un comunicado condenando enérgicamente al clérigo “corrupto” por reunirse con los colonos judíos.
El hombre, Hiyazi Tamimi, escribió en Facebook que, como líder del clan de Hebrón, no autorizaba a ninguno de los miembros de su familia a reunirse con colonos:
Mientras yo viva, no permitiré que ningún miembro de mi clan se reúna con colonos, bajo ninguna circunstancia. En nombre del clan Tamimi y en el mío propio, anunciamos nuestra decisión de repudiar al ya mencionado [Abdulá Tamimi], de condenar que fuese nombrado en las noticias de televisión y cuestionamos su credibilidad. Quien quiera debatir temas políticos debe dirigirse al presidente electo del pueblo palestino, Mahmud Abás.
Lo que olvidó decir el líder del clan es que el presidente “electo” va por el decimoprimer año de su legislatura de cuatro años. También olvidó mencionar que no todos los palestinos están de acuerdo con las políticas de Mahmud Abás y su Autoridad Palestina, y consideran que los boicots y la desinversión perjudican los intereses de su pueblo. Tampoco habló de los repetidos rechazos de Abás a las ofertas para volver a la mesa de negociaciones o celebrar una cumbre con el primer ministro Benjamín Netanyahu sin condiciones.
Otros miembros del clan se unieron al ataque contra Abdulá Tamimi y pidieron que se le castigara por reunirse con colonos. “¿Quién es este tipo que afirma ser un jeque?”, preguntó Qasem Tamimi. “Es el rabino Abdulá. No es uno de los nuestros y no tiene vínculos con nuestro clan”.
Tamimi es una rara voz de cordura entre los clérigos islámicos palestinos, la mayoría de los cuales están muy ocupados diseminando el odio hacia Israel y los judíos desde las mezquitas y los medios de comunicación. Pero su mensaje refleja el creciente descontento con el modo en que los líderes palestinos están gestionando los asuntos de su gente. Hace unas semanas, los palestinos tuvieron otra ocasión de recordar la prevaricación de los Gobiernos de la Autoridad Palestina y de Hamás tras la suspensión de las elecciones municipales previstas para el 8 de octubre. La decisión, tomada por el Tribunal Superior palestino, no sorprendió a muchos palestinos. Se producía tras semanas de acusaciones mutuas y tensiones entre los dos partidos rivales, que se han dedicado a detener y hostigar a los candidatos rivales, o a invalidar sus listas.
Un artículo publicado aquí en julio ponía en tela de juicio la capacidad de los palestinos paracelebrar unas elecciones limpias y libres, especialmente a la luz de las actuales tensiones entre la Fatah de Abás y Hamás, y de las peleas internas en Fatah. El artículo también señalaba que Abás está asumiendo un gran riesgo al autorizar las elecciones municipales.
La Autoridad Palestina y Hamás han vuelto a fallar a su pueblo; no son ni siquiera capaces de asegurar unas elecciones libres y limpias. Los líderes sobornables siempre han sido la principal tragedia de los palestinos. Pero eso ha creado un vacío que ofrece una oportunidad a palestinos como Tamimi para buscar otras alternativas. Esto, por supuesto, es una mala noticia para los que odian a Israel y siguen esperando destruirlo con boicots, apuñalamientos, atropellos y demás. Ahora, la pregunta es quién triunfará: si los palestinos y sus vecinos judíos de la Margen occidental que desean vivir en paz o los activistas antipalestinos, antiisraelíes yantinormalización que tratan de hacer descarrilar la auténtica paz al precio que sea.
© Versión en inglés: Gatestone Institute © Versión en español: Revista El Medio