El primer presidente de Israel, Dr. Jaím Weizmann, vislumbró la importancia de las ciencias para el Estado de Israel mucho antes de su fundación.
En abril de 1918, puso la piedra angular de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en un acto que reflejó la profunda implicación de muchos científicos sionistas en el establecimiento de Israel. Posteriormente, en 1934, el Dr. Weizmann fundó el Instituto Científico Weizmann, de reconocido prestigio.
El primer israelí que ganó el Premio Nobel, en 1966, fue el escritor Shmuel Yosef Agnón, proclamado Premio Nobel de Literatura. En su discurso en la ceremonia de entrega, Agnón se presentó en hebreo: «Como resultado de la catástrofe histórica en la que Tito el romano destruyó Jerusalén e Israel fue deportado de su tierra, nací en una de las ciudades del exilio. Pero siempre me consideré como alguien nacido en Jerusalén».
En una nación conocida por su deseo de paz, no sorprende encontrar tres laureados con el Premio Nobel: Menájem Beguin, (1978) que firmó el acuerdo de paz con Egipto y, posteriormente, en 1994, Shimón Peres e Itzjak Rabin que celebraron los Acuerdos de Oslo con los palestinos.
Otros dos israelíes ganaron el premio Nobel de Economía. Para sorpresa de todos, uno de ellos, el Profesor Daniel Kahneman, es un psicólogo que aplicó principios de las ciencias del comportamiento a la economía y ganó el premio en 2002, por su trabajo sobre la Teoría de las perspectivas. El otro laureado es el Profesor Robert Israel Aumann de la Universidad Hebrea, que recibió el premio en 2005 por su trabajo sobre conflicto y cooperación a través del análisis de la teoría de juegos.
En 2004, el Profesor Avram Hershko y el Profesor Aarón Ciechanover del Tecnión, el Instituto israelí de tecnología compartieron el Premio Nobel de Química, por el descubrimiento de la degradación proteica mediada por la ubiquitina, que cumple un papel esencial en el mantenimiento de la estabilidad química en células humanas. Se considera que está involucrada en el desarrollo y el avance de enfermedades como: cáncer, enfermedades musculares y neurológicas, respuestas inmunes e inflamatorias.
El 5 de octubre de 2009, la Profesora Ada Yonath del Instituto Weizmann recibió el Premio Nobel de Química, por su trabajo innovador sobre la estructura y la función del ribosoma, con lo que se convirtió en la primera mujer israelí en ganar el Premio Nobel entre nueve laureados israelíes y la primera en el mundo en ganar el Premio Nobel de Química en 45 años.
La edificante historia de nuestro más reciente Premio Nobel, la Profesora Ada Yonath, comienza por una científica curiosa y brillante que asumió una tarea que supuso un gran desafío, con enormes riesgos. Yonath intentó determinar la estructura tridimensional detallada del ribosoma, el único productor de proteínas en toda célula.
Todos sabemos que el ADN es portador de nuestro código genético. No obstante, la biología moderna es consciente del papel esencial de la conversión del ADN a proteínas. Este proceso no es obvio y lo lleva a cabo el ribosoma. Aun cuando se ha reconocido la importancia de este proceso, muy pocos han tenido el valor de afrontar este enorme desafío.
El ribosoma existe únicamente en un entorno líquido de células y era imposible investigarlo con las tecnologías conocidas. Primeramente, Yonath intentó cristalizar ribosomas para revelar, mediante su estructura radiografías a baja temperatura. Tras leer acerca de la manera en que los ribosomas se reordenan en la citomembrana de osos polares que hibernan, pensó: «si los osos pueden hacerlo, también yo…»
Al principio, muy pocos creyeron en ella y durante muchos años fue considerada la «científica chiflada» en este campo. Le dijeron que su investigación no tenía posibilidad de alcanzar sus metas, que científicos de renombre fracasaron antes, pero ella no perdió la fe en su camino. Yonath se enfrentó a muchos obstáculos hasta que ella y su equipo, tras 25 años de investigación, llegaron a una serie de grandes descubrimientos que posibilitaron determinar la estructura tridimensional detallada del ribosoma. Esencialmente, su investigación ayuda a encontrar maneras de mejorar los antibióticos.
La Profesora Ada Yonath es una persona muy modesta, que brinda gran reconocimiento a su equipo de jóvenes científicos. Ella afirma que el premio jamás fue su objetivo y que sólo está interesada en el proceso científico y en las maneras en que éste pueda ayudar a la sociedad. Yonath, así como todos los laureados con el Premio Nobel demuestra que coraje, creatividad y persistencia, aunados a la excelencia, aportan logros que hacen del mundo un mejor lugar para vivir. También prepara el terreno a otros científicos y en particular, alienta a científicas a arriesgarse y tener éxito.
Estamos muy orgullosos de nuestra primera mujer laureada con el Premio Nobel. Tras nueve premios Nobel israelíes, nos preguntamos quién será el décimo israelí que gane el premio. ¿Alguna idea?
Fuente: Anajnu Chile