Este artículo explora el contexto histórico de Gaza tras la Guerra de los Seis Días de 1967, la Primera y la Segunda Intifada, la retirada de 2005 y el ataque del 7 de octubre.
La Franja de Gaza, una zona pequeña pero densamente poblada, ha sido el foco de conflicto durante décadas. Desde el 7 de octubre de 2023, ha estado en el centro de una guerra brutal entre Israel y Hamás, pero las raíces de esta agitación se remontan a una época mucho más profunda. Este artículo explora el contexto histórico de Gaza, rastreando su tumultuoso recorrido a través de diversos conflictos y gobernanza y examinando la intrincada relación entre sus habitantes y las naciones circundantes.
Las secuelas de la Guerra de los Seis Días de 1967
La historia de la Gaza moderna comienza en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, cuando Israel luchó contra tres países vecinos: Egipto, Jordania y Siria. Las tensiones habían ido aumentando durante meses y los israelíes creían que estaban al borde de la aniquilación. Sin embargo, contra todo pronóstico, Israel salió victorioso, ampliando significativamente su territorio.
En esta guerra, Israel capturó la Franja de Gaza de Egipto, los Altos del Golán de Siria y Cisjordania de Jordania. Aunque esta expansión territorial parecía una victoria monumental para Israel, trajo consigo una nueva serie de desafíos. Aproximadamente 300.000 palestinos se encontraron de repente viviendo bajo control israelí, muchos de los cuales ya eran refugiados desplazados desde 1948.
La compleja relación con Egipto
Tras la guerra, Israel se enfrentó a la cuestión de qué hacer con los territorios recién adquiridos. Planeaban utilizarlos como moneda de cambio para lograr que los vecinos hostiles reconocieran a Israel. Pero la posición de la Liga Árabe era clara: no habría paz, negociación ni reconocimiento de Israel. Mientras tanto, Egipto, encabezado por el presidente Anwar Sadat, dudaba en reclamar Gaza, ya que nunca había sido una parte formal de Egipto. Esta renuencia se debía al hecho de que originalmente Gaza estaba destinada a ser parte de un estado árabe palestino, según el plan de partición de la ONU de 1947, que nunca se materializó.
La renuencia de Israel a entregar Gaza a los palestinos se vio agravada por el hecho de que en aquel momento Israel no consideraba a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) un órgano de gobierno legítimo. Así pues, la Franja de Gaza permaneció bajo administración militar israelí, lo que creó un entorno complejo y a menudo hostil.
Identidad palestina y ciudadanía israelí
Durante este período, Israel ofreció a dos grupos la oportunidad de solicitar la ciudadanía: los palestinos que vivían en Jerusalén Oriental y los que estaban en Gaza desde antes de 1948. Sin embargo, muchos palestinos se negaron, considerando la aceptación de la ciudadanía israelí como una forma de colaboración con una fuerza de ocupación. Esta decisión se basó en un fuerte sentimiento de resistencia contra el control israelí.
Como resultado, los palestinos de Gaza vivían bajo un estricto régimen militar, que era cada vez más difícil de manejar. Israel intentó alentar la migración de Gaza a Cisjordania ofreciendo trabajos temporales. Sin embargo, muchos habitantes de Gaza regresaron a casa después de su empleo. El gobierno también alentó los asentamientos judíos en el territorio recién adquirido, lo que provocó más tensiones.
La Primera Intifada
A finales de los años 1980, la frustración se desbordó y culminó en la Primera Intifada, un levantamiento popular contra el régimen israelí que comenzó en 1987. Esta rebelión se desencadenó a raíz de un accidente entre un camión israelí y un automóvil lleno de trabajadores palestinos, pero fue alimentada por años de dificultades económicas.
Durante este tiempo, surgió un nuevo grupo islamista: Hamás. Si bien la Primera Intifada se caracterizó por protestas generalizadas y desobediencia civil, Hamás comenzó a llevar a cabo ataques violentos contra objetivos israelíes, lo que marcó un cambio significativo en la naturaleza del conflicto.
Los Acuerdos de Oslo
A principios de los años 90, se abrigaba la esperanza de una solución pacífica con la firma de los Acuerdos de Oslo. La OLP reconoció el derecho de Israel a existir y, a cambio, Israel aceptó conceder un autogobierno limitado a los palestinos en partes de Cisjordania y Gaza. Sin embargo, este proceso de paz estuvo plagado de desafíos.
La oposición provino de ambos lados. Muchos israelíes estaban descontentos con las concesiones hechas a los palestinos, mientras que las facciones dentro de los territorios palestinos, en particular Hamás, se opusieron vehementemente a los acuerdos. El asesinato del Primer Ministro israelí Yitzhak Rabin en 1995 por un extremista de derecha desestabilizó aún más la situación.
La Segunda Intifada
En 2000, estalló la Segunda Intifada, desencadenada por el fracaso de las negociaciones de paz. Este período se caracterizó por un aumento de la violencia, en el que perdieron la vida más de mil israelíes y miles de palestinos. El gobierno israelí respondió con acciones militares, puestos de control y toques de queda, lo que condujo a un mayor deterioro de las relaciones.
Durante este período tumultuoso, alrededor de 8.000 colonos judíos vivían en Gaza. Sin embargo, el gobierno israelí finalmente decidió retirar sus tropas y desmantelar los asentamientos en 2005, buscando desvincularse del conflicto. Esta medida fue recibida con protestas israelíes en solidaridad con los residentes judíos que estaban siendo expulsados por la fuerza de sus hogares por las Fuerzas de Defensa de Israel.
El ascenso de Hamás
En 2006, Hamás ganó las elecciones legislativas palestinas, sorprendiendo a muchos y marcando un cambio significativo en la política palestina. La comunidad internacional, incluidos los EE. UU. y la UE, exigieron que Hamás reconociera a Israel y renunciara a la violencia, pero Hamás se negó. Como resultado, Gaza se enfrentó a un bloqueo económico y físico impuesto por Israel y Egipto, lo que llevó a condiciones humanitarias severas.
A pesar del bloqueo, Hamás continuó desarrollando sus capacidades militares con la ayuda de Irán, incluida una extensa red de túneles utilizados para el contrabando y el lanzamiento de ataques contra Israel. La situación en Gaza se volvió cada vez más desesperada, con altas tasas de desempleo y pobreza, lo que alimentó aún más el resentimiento y la violencia.
El ataque del 7 de octubre
El conflicto alcanzó un nuevo pico el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque sorpresa contra Israel. Esto marcó una escalada significativa de las hostilidades, lo que provocó una fuerte respuesta militar de Israel. La violencia resultante ha provocado importantes bajas en ambos lados, y la situación humanitaria en Gaza ha empeorado drásticamente.
El futuro incierto de Gaza
Mientras continúa la guerra, el futuro de Gaza sigue siendo incierto. Los llamamientos a la reconstrucción de las comunidades israelíes abandonadas durante la retirada de 2005 y de un Estado palestino oficial están aumentando, pero el ciclo de violencia complica cualquier posibilidad de paz. Tanto los israelíes como los palestinos anhelan seguridad, dignidad y una vida libre del espectro de la guerra.
Comprender el contexto histórico de Gaza es crucial para abordar la crisis actual. La tierra tiene un profundo significado tanto para los israelíes como para los palestinos, y está entrelazada con sus identidades. Para avanzar, sanar y reconciliarse será necesario reconocer el pasado y fomentar el diálogo entre las dos comunidades.
Fuente: IsraelHayom- Traducido por UnidosxIsrael
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