En un acuerdo que parecía imposible hace unos meses, Hamad bin Khalifa Al Nahyan se hace con el 50% de las acciones del club más identificado con la derecha nacionalista israelí. La mayoría de aficionados apoya la iniciativa del propietario Hogeg excepto el grupo extremista «La Familia».
Por Sal Emergui
La histórica normalización de relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU), anunciada en agosto, tiene sus primeros frutos en el deporte creando un escenario que hace escasos meses parecía pura ciencia ficción: la compra del 50% de las acciones del Beitar Jerusalén por parte de un jeque árabe. Hamad bin Khalifa Al Nahyan se hace con el control de la mitad del club considera el símbolo del movimiento nacionalista judío y la bandera de amplios sectores de la derecha israelí confirmando que el 2020 es un año lleno de sorpresas monumentales.
Tras semanas de contactos y varios días de reuniones en Dubái, el propietario del Beitar, Moshe Hogeg y el miembro de la monarquía de EAU han alcanzado el inesperado acuerdo por el que este último se compromete a invertir 300 millones de shékels (alrededor de 80 millones de euros) en los próximos diez años.
«Estoy muy emocionado de ser parte de un club tan prestigioso del que hablé en el pasado y de la ciudad, la capital de Israel y una de las ciudades más sagradas del mundo», afirmó el jeque al tiempo que elogió la gestión del empresario de altas tecnologías israelí que lleva las riendas del club desde el 2018.
«Se trata de un día histórico y emocionante para Beitar Jerusalem», reaccionó Hogeg tras la firma del acuerdo por el hijo del jeque árabe, Mohamed, se perfila como número dos en la dirección y gestión del club por detrás del ex jugador y ex entrenador, Eli Ohana. El empresario Naum Koen (NY Koen Group) ha ejercido de intermediario entre las partes. «Es un momento histórico y un milagro de Janucá», ha comentado a la emisora israelí KAN en alusión a la festividad judía que se inicia este jueves por la noche.
Hogeg cerró los últimos flecos del acuerdo ignorando completamente las protestas del grupo ultra de aficionados «La Familia». El pasado viernes, varias decenas de jóvenes y adolescentes pertenecientes a este grupo extremista israelí interrumpieron el entrenamiento del Beitar para dejar clara su fuerte oposición a que un inversor árabe tenga la mitad del control de su equipo. Sus proclamas incluyeron insultos racistas contra bin Khalifa, Hogeg y su propio jugador, el centrocampista Ali Mohamed.
De no tolerar jugadores árabes con el uniforme del Beitar, los más radicales entre los radicales de la grada tendrán ahora a un propietario árabe. La filosofía del reducto ultra «La Familia», rotundo veto a la presencia de jugadores árabes en su plantilla, contrasta con la de Hogeg que desde que compró el club al empresario Eli Tabib, lidera una campaña contra el racismo fuera y dentro del césped del emblemático Estadio Teddy de Jerusalén.
«Nadie, incluso los 70 que llegaron hoy al entrenamiento, no nos moverá de nuestro camino que es apoyado por la inmensa mayoría de aficionados del Beitar. Nosotros estamos orgullosos de los pasos que vamos cuajando (hacia la firma del acuerdo) y que seguiremos haciendo para situar el club en el puesto que merece», reaccionó el club el pasado viernes.
«Desde el primer día hasta el último lucharé contra el racismo. No tiene cabida en ningún sitio y menos en la Ciudad Santa», agregó. Hoy y desde Dubai, ha indicado: «Llevamos al club a nuevos días de convivencia, éxitos y concordia en beneficio del club y de nuestra comunidad». Su nuevo socio considera que el acuerdo «es el fenomenal acuerdo resultado de los frutos de la paz entre los pueblos» y promete un equipo «capaz de llegar a los más alto».
MENSAJE EDUCATIVO Y MOTIVACIÓN ECONÓMICA.
El pacto supone un enorme espaldarazo económico para volver a ser uno de los favoritos en la lucha por los títulos junto al Maccabi Tel Aviv, Maccabi Haifa y Hapoel Beer Sheva. «El dinero que entre en la caja del club se usará en primer lugar para la inversión de infraestructuras, cantera y fichaje de jugadores que tienen potencial», afirman a EL MUNDO desde el club donde esperan que la llegada del bin Khalifa abra también la puerta a nuevos sponsors.
La iniciativa de Hogeg-que inicialmente se planteó vender el 49% y no el 50%- lleva una clara vertiente social y educativa contra el racismo pero está motivada por la necesidad económica. Sin una amplia espalda financiera, es posible que no tuviera más remedio que vender el club en dos o tres años.
El que fuera alcalde de Jerusalén y primer ministro de Israel, Ehud Olmert, ha mostrado su satisfacción también como viejo aficionado del equipo. «El hecho de que un inversor árabe, miembro de una familia distinguida, acepte ser socio del 50% del Beitar es algo que va más allá del fútbol y estoy contento de que el club sea parte de ello. Hogeg es un joven valiente y responsable que merece todo el reconocimiento por lo que hace más allá del fútbol».
Preguntado por el Canal 5 de deportes sobre la oposición de «La Familia», Olmert respondió: «Estoy seguro que la mayoría de aficionados del Beitar apoya esta decisión. No hay que dar importancia al pequeño grupo que lo critica y hace ruido. Se trata de gente que solo se dedica a manchar el nombre del club. Ojalá se desvinculen del Beitar».
Siete años antes de la adquisición árabe de la mitad del Beitar en una de las noticias más llamativas en la historia del deporte israelí, el entonces dueño, el oligarca Arcadi Gaydamak, fichó a dos musulmanes chechenos. Simpatizantes de «La Familia» protagonizaron una violenta protesta que incluyó insultos islamófobos a los dos nuevos jugadores, amenazas al director general de la institución e incluso la quemadura de una pequeña dependencia en las instalaciones del club en el sur de Jerusalén.
A raíz del anuncio de la normalización de relaciones entre Israel y EAU (ente que engloba siete emiratos) y las limitaciones de viajar a otros destinos habituales debido al coronavirus, miles de israelíes hacen turismo en Dubái y Abu Dhabi. Al mismo tiempo, la cooperación bilateral (económica, financiera, tecnológica, Inteligencia, etc) de los últimos años se ha hecho oficial y pública con acuerdos y congresos.
En este contexto de nuevas oportunidades, muchos clubes deportivos israelíes expresaron su deseo de colaboración con inversores del nuevo partner árabe. Lo que nadie podía imaginar es que el primero en lograrlo fuera precisamente el Beitar.
Fuente: ElMundo.es
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