Datos recientemente obtenidos revelan un mecanismo sistemático mediante el cual Hamás contrabandeó bienes utilizando camiones de ayuda de la ONU, enriqueciendo sus arcas con millones de dólares durante la guerra. La documentación muestra una cooperación directa y clandestina entre operativos de Hamás y personal del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.

La información obtenida por Israel Hayom detalla cómo Hamás, en connivencia con agencias de la ONU, se apoderó de la ayuda humanitaria a expensas de los dos millones de residentes de Gaza, justo bajo las narices del Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT) de Israel.
Hamás contaba con un método consistente para identificar vulnerabilidades en el proceso de entrada de mercancías a la Franja. El grupo creó un mecanismo parasitario para contrabandear artículos como equipos de comunicación y cigarrillos a Gaza mediante camiones pertenecientes a agencias internacionales de ayuda. Este método generó millones de dólares en las arcas de Hamás, incluso mientras Israel libraba una guerra activa para desmantelar su infraestructura.
El monitoreo de los métodos de Hamás reveló una colaboración clandestina directa con organizaciones de la ONU. A lo largo de 2024, hubo comunicaciones continuas entre contrabandistas vinculados a Hamás y personal del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Hamás utilizó deliberadamente la ruta de suministro de ayuda del PMA para contrabandear cigarrillos ocultos en sacos de ayuda. La documentación recopilada internacionalmente presenta una imagen clara de una estrecha cooperación, enmascarada por una fachada pública de que Hamás se había hecho con el control de las operaciones de ayuda por la fuerza. En la práctica, los terroristas de Hamás tomaban sistemáticamente el control de los camiones de ayuda que llegaban, saqueaban su contenido, vendían la mercancía a los residentes de Gaza o la almacenaban para su propio uso.
El personal de la ONU observaba.
En varias ocasiones documentadas en el norte de Gaza, Hamás tomó el control de facto de los convoyes y la mercancía de ayuda, declarando públicamente que gestionaba la distribución. Según informes, el personal de la ONU se mantuvo impasible.
Sorprendentemente, algunos camiones de ayuda, en ocasiones con un volumen de hasta 600 al día, fueron dirigidos directamente a las casas de altos funcionarios de Hamás o a los almacenes del grupo. Los datos apuntan a un patrón sistemático de colaboración entre Hamás y la agencia de ayuda de la ONU, operando libremente de forma muy similar a su relación con la UNRWA antes del 7 de octubre.
Durante la guerra, incluso después de que altos cargos de Hamás declararan públicamente la toma de las instalaciones de la ONU y la redistribución de la ayuda, la ONU nunca emitió advertencias ni declaraciones condenando las confiscaciones. Por el contrario, la ONU y su secretario general, António Guterres, presionan ahora al fondo humanitario estadounidense que opera en Gaza, una iniciativa israelí-estadounidense destinada a cortar el control de Hamás sobre la distribución de la ayuda.
En lugar de apoyar los esfuerzos de esta nueva organización para impedir que la ayuda llegue a los terroristas, se informa que la ONU la está socavando, buscando preservar el sistema que durante mucho tiempo enriqueció a Hamás y a sus agentes bajo el pretexto de la labor humanitaria.
Los datos recopilados tan solo el mes pasado muestran no solo el control directo de Hamás sobre la ayuda, sino también un acuerdo operativo entre la Yihad Islámica Palestina y el PMA. En virtud de este acuerdo, cada grupo recibió una parte acordada de los camiones que entraban oficialmente en Gaza.
Exhibición absurda
La situación absurda ha llegado al punto de que las agencias de la ONU que operan en Gaza emplean guardias de seguridad designados por Hamás para evitar que los ciudadanos saqueen los camiones de ayuda. Al hacerlo, las acciones de la ONU se alinearon directamente con los intereses de Hamás. Como era de esperar, Hamás ahora está trabajando activamente para sabotear las operaciones del fondo estadounidense, que cuentan con el respaldo tanto de Israel como de Estados Unidos, y cuyo objetivo es detener el flujo de la supuesta ayuda humanitaria al grupo terrorista.
La amenaza que siente Hamás es tangible. El viernes pasado, Hamás emitió una advertencia a los trabajadores del fondo estadounidense de ayuda a Gaza para que cesaran sus operaciones: «Esta es su última advertencia: sus movimientos están siendo monitoreados con precisión. No se les perdonará su participación en proyectos que deshonran a nuestro pueblo y sirven a agendas sospechosas bajo la apariencia de trabajo humanitario. Habrá graves consecuencias y asumirán toda la responsabilidad. Deténganse ahora».
El fondo suspendió temporalmente sus operaciones ese día. En los últimos días, han surgido múltiples informes de enfrentamientos diarios en torno a la labor del fondo, mientras Hamás parece estar en una lucha final por mantener su supervivencia.
Fuente: IsraelHayom- Traducido por UnidosxIsrael
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