Luis Har, quien fue rescatado del cautiverio de Hamas por las Fuerzas de Defensa de Israel, dice que hasta el día de hoy nadie del gobierno lo ha llamado; habla de las duras condiciones, el hambre y la angustia que soportó y de su preocupación por los que aún están detenidos en Gaza
«Nunca hubiera creído que Israel abandonaría a los suyos», dijo el miércoles en una entrevista a Ynet Luis Har, un rehén rescatado de 70 años. Har y su cuñado Fernando Marman, de 60 años, fueron rescatados de Gaza después de 129 días de cautiverio, en una operación de las Fuerzas de Defensa de Israel en febrero pasado.
“Nos rescataron, pero algunos de nosotros seguimos ahí dentro. Tenemos el corazón roto. Nunca pensé que algo así pudiera pasar; dicen que nadie se queda atrás en Israel, pero en realidad, todavía hay 101 rehenes allí”, dijo.
Desde su regreso, ha estado haciendo campaña en Israel y en todo el mundo por la liberación de los rehenes. “Nuestro error radica en nuestra diplomacia pública”, dijo. “El mundo no sabe lo que pasó el 7 de octubre; solo ven el otro lado. La mayoría de la gente allí está [alineada con] Hamás y los que no lo estaban fueron eliminados por los terroristas. No confío en ninguno de ellos. Las mujeres y los adolescentes entraron al kibutz para saquear y robar”.
“No podemos perder la esperanza. Siempre he sido una persona optimista. Mi misión ahora es asegurar que el resto de los rehenes regresen a casa. La vida parece diferente ahora. Hasta que no regrese al kibutz, no sabré realmente cuánto he cambiado. Quiero volver a mi casa en el kibutz, pero requiere reparaciones, especialmente la habitación segura. Una vez que eso esté hecho, regresaré”.
Dijo que la vida como rehén era dura. “La poca comida que recibíamos venía de Hamás. Hubo días en cautiverio en los que solo teníamos pan de pita; los que estaban en los túneles a veces ni siquiera recibían eso”.
En una entrevista después de regresar a Israel, le contó al Daily Mail del Reino Unido sobre el miedo que sentía como prisionero de Hamás. “Era como una película. Su barbarie… No nos tenían en cuenta en absoluto, como si fuéramos animales o perros. Nos pisoteaban libremente. Eran auténticos bárbaros. Como si no fuéramos seres humanos”.
Har, que estaba con cuatro miembros de su familia, relató los momentos del secuestro: “Abrieron una pequeña puerta y nos llevaron a un túnel con terroristas delante, en el medio y detrás, con armas. Estaba oscuro todo el tiempo. La única luz era la del teléfono. No había aire. Parecía que nunca saldríamos de allí”.
En un momento dado, dijo, otro grupo de terroristas comenzó a perseguirlos, gritando: “¡Judíos! ¡Judíos!”. Har, originario de Argentina, gritó: “¡Argentinos, argentinos! ¡Messi, Messi!”.
Los cinco miembros de la familia finalmente llegaron a su destino. Mia Leimberg, de 18 años, logró esconder a su perro, Bella, en los túneles sin que los terroristas se dieran cuenta. Después de pasar dos días en un edificio, la familia fue trasladada a otro apartamento, donde permanecieron durante 50 días en una habitación sin ventanas.
Pusieron apodos en español al terrorista que los custodiaba y hablaban lo menos posible en hebreo para evitar que sus captores los entendieran. Har señaló que uno de los terroristas mostró interés en Mia y bromeó diciendo que estaba “soltero y quería casarse con ella”. Cuando Har le dijo que parara, el terrorista se burló de él y dijo: “Vaya, hay un lobo aquí”. Más tarde, el terrorista regresó con un cuchillo grande y jugó con él para “asustarnos”.
Har describió que dormía en colchones sucios y “delgados como el papel” y que sobrevivía a base de restos de pan de pita. “Había una guerra psicológica constante”, dijo. “Nos decían que no era aconsejable salir a la calle, que nos golpearían hasta matarnos. Se aseguraban de contarnos cada fracaso de las FDI o cada vez que mataban a algún soldado. Nos decían que no teníamos adónde volver, que el kibutz Nir Yitzhak ya no existía”.
“Nos decían una y otra vez que no habláramos en voz alta porque los vehículos aéreos no tripulados, si nos oían, le pasarían la información a Netanyahu y Netanyahu enviaría aviones para bombardearnos porque no quiere ningún acuerdo, quiere matarnos. Nos repetían esto todos los días. Al final se te mete en la cabeza”, añadió.
Yair Moses, hijo del rehén Gadi Moses y Margalit Moses, que fue liberada del cautiverio, dijo a Ynet el miércoles que con el paso del tiempo, las cosas se ponen más difíciles, “pero debemos seguir luchando para poner fin a esto. Sólo creo en las acciones. No tenemos idea de lo que está pasando en las negociaciones o con quién se está hablando; ninguna de las familias está recibiendo información”, dijo.
“Los ministros están más interesados en permanecer en el poder; no somos su prioridad”, añadió. “Cualquier crítica hacia ellos te marca inmediatamente como su enemigo. Catorce meses es una cantidad de tiempo absurda para estar en cautiverio. No tenemos información sobre dónde está retenido mi padre, sobre la tierra o bajo tierra, o si tiene calefacción”.
¿Algún ministro se ha puesto en contacto con su madre?
“No que yo recuerde, al principio no. Tuvo algunas reuniones después, pero nadie se ha puesto en contacto. No están interesados”.
Fuente: Ynet- Traducido por UnidosxIsrael
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