Yael y Adi Alexander afirman que su hijo tiene un largo camino hacia la rehabilitación tras 584 días de cautiverio en Hamás. Prometen seguir luchando por los cautivos restantes: «Ha pasado demasiado tiempo».
Durante dos días tras su liberación, tras 19 meses de cautiverio en Gaza, el soldado israelí-estadounidense Edan Alexander no pudo comer nada. A pesar de los periodos de casi inanición que pasó mientras estuvo retenido por terroristas de Hamás, el joven de 21 años no tenía apetito.
Entonces, su madre le puso una hamburguesa con patatas fritas delante, y su hijo se zambulló.
Fue uno de los muchos momentos de alegría que su familia ha vivido desde que supo que sería liberado.
Hamás presentó la liberación de Alexander, el último rehén estadounidense con vida en Gaza, como un gesto de buena voluntad hacia el presidente estadounidense Donald Trump antes de su gira por Oriente Medio la semana pasada, con la que, según informes, el grupo terrorista esperaba reactivar las negociaciones del alto el fuego. Sin embargo, las conversaciones siguen estancadas e Israel está intensificando su operación militar en la Franja de Gaza.
El padre de Alexander dijo sentirse algo alentado por el anuncio de Israel el lunes de que la ayuda llegaría a Gaza por primera vez en 11 semanas.
“Ese es el primer paso adelante, así que ojalá veamos otro alto el fuego, más liberaciones y el fin de este conflicto”, dijo Adi Alexander. “Ha pasado demasiado tiempo, demasiado, y no se puede tratar la agonía con más agonía. Ya es suficiente”.
Adi instó al primer ministro Benjamin Netanyahu a «superar la política y priorizar la vida humana».
La familia acababa de celebrar el Día de la Madre en su casa de Nueva Jersey cuando Adi Alexander vio ocho llamadas perdidas de Steve Witkoff, el enviado de Trump para Oriente Medio. Witkoff les dijo que encendieran la televisión porque Hamás estaba a punto de anunciar la liberación de su hijo.
«Estábamos enloquecidos», dijo. La familia se apresuró a reservar vuelos a Israel. La madre de Alexander, Yael Alexander, viajó con Adam Boehler, el negociador de rehenes de Trump. Su padre y los otros dos hijos de la pareja llegaron minutos antes de que Edan Alexander cruzara a Israel desde Gaza.
Alexander fue una de las 251 personas secuestradas en Israel durante el ataque mortal de Hamás el 7 de octubre de 2023. Cincuenta y siete de ellas siguen detenidas allí, incluyendo 34 muertes confirmadas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y tres por las que han expresado gran preocupación, además del cuerpo de un soldado de las FDI muerto en 2014. Durante un alto el fuego que comenzó en enero, 35 rehenes fueron liberados y Hamás entregó los cuerpos de otros ocho. En un alto el fuego de una semana en noviembre de 2023, 105 rehenes fueron liberados. Las FDI también han rescatado a ocho cautivos y recuperado los cuerpos de 40.
El punto más bajo de sus 584 días de cautiverio, Alexander contó a sus padres, fue cuando lo arrastraron a Gaza y lo metieron en un túnel. Durante horas, lo mantuvieron solo bajo tierra hasta que metieron a otros 10 rehenes con él.
Eso fue un alivio. Su padre dijo que el mayor temor de su hijo era ser secuestrado solo, como Gilad Shalit, un soldado israelí capturado en Gaza en 2006, quien estuvo retenido durante años hasta que fue liberado en un intercambio por más de 1.000 prisioneros palestinos en 2011.
Edan Alexander contó a sus padres que lo mantuvieron la mayor parte del tiempo bajo tierra y que lo trasladaban frecuentemente entre túneles con otros rehenes. Había muy poca comida y rara vez veía la luz del sol o podía respirar aire fresco. Al principio, como a muchos otros rehenes varones, lo mantuvieron esposado, a veces con un saco sobre la cabeza, y lo interrogaron.
Alexander, que medía 1,80 metros de alto, bajó de pesar aproximadamente 80 kilogramos a 60 libras antes de ser secuestrado.
Las condiciones de cautiverio de su hijo mejoraron ligeramente tras la elección de Trump en noviembre, según Adi Alexander. Durante un alto el fuego de varias semanas a principios de este año, recibió carne y verduras por primera vez, pero esto terminó cuando Israel reimpuso el bloqueo a Gaza en marzo.
Adi Alexander afirmó que la familia está sumamente agradecida con Trump y los funcionarios estadounidenses que trabajaron incansablemente para liberar a su hijo. Vivió en Maryland de niño y se graduó de la escuela secundaria en Tenafly, Nueva Jersey. Se mudó a Israel en 2022 y se ofreció como voluntario para el ejército israelí.
Al día siguiente de la liberación de Alexander, los funcionarios estadounidenses Boehler y Witkoff visitaron la conocida como Plaza de los Rehenes en Tel Aviv, donde se reunieron con las familias de los rehenes en Gaza. Las familias de los rehenes dijeron que salieron de la reunión optimistas de que habría más liberaciones. Sin embargo, Trump finalizó un viaje relámpago por tres países del Golfo sin más anuncios, e Israel reanudó su campaña militar el sábado, frustrando las esperanzas de liberaciones inmediatas.
Los padres de Alexander dijeron que en cuanto recuperen el aliento, la familia reanudará la lucha para lograr la liberación de los rehenes. Han estado presentes constantemente en las manifestaciones, hablando con los medios de comunicación y políticos, viajando entre Nueva Jersey, Washington e Israel.
La tía abuela de Alexander, quien padecía una enfermedad terminal, logró resistir hasta que estuvo a salvo. Murió justo después de enterarse de que trabajaba para la Cruz Roja, dijo Yael Alexander.
Edan Alexander regresó débil y pálido, pero sus padres dicen que lo ven recuperar fuerzas cada día. La hamburguesa dos días después de su liberación fue un punto de inflexión.
«Estaba sentada allí, mirándolo con una gran sonrisa, y pensé: ‘Dios mío, tenía antojo de hamburguesa'», dijo Yael Alexander.
Por ahora, Edan Alexander ha vuelto a la habitación del apartamento de su abuela en Tel Aviv, donde se alojaba durante los descansos del ejército antes de su secuestro.
Se ha reencontrado con algunos rehenes, entre ellos Sagui Dekel Chen, un estadounidense-israelí liberado durante el alto el fuego anterior. Visita a viejos amigos del ejército y de Nueva Jersey, haciendo tiempo para ir al médico y pasar tiempo con sus hermanos.
Hay momentos de tranquilidad que le han marcado a su madre durante la última semana, cuando hace cosas normales, como navegar por Spotify. Ver a sus tres hijos juntos. Simplemente poder tocarlo, abrazarlo.
Es un largo camino hacia la recuperación, pero hay momentos de felicidad, como verlo compartir una cerveza con su hermana en la azotea del hospital. Era su primera cerveza «legal» desde que cumplió 21 años en cautiverio, la edad legal para beber en Estados Unidos.
«Fue como: ‘Estoy aquí, he vuelto, tengo mis gafas de sol, tengo una cerveza en la mano y estamos bien'», dijo.
Fuente: ThetimesofIsrael- Traducido por UnidosxIsrael
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